Como un suspiro de tu boca

Corriendo un tupido velo

Me ha hecho gracia, por denotarlo con algún vocablo, un post que he leído acerca del amor y de los sentimientos. Quizás porque estas últimas semanas han ido, totalmente, en declive. Es como al que le regalan una tarta con una figurita arriba. Vas saboreando poco a poco, ascendiendo ligeramante, hasta llegar, lo antes posible, hasta el colofón, la figurita de chocolate que tanto deseabas desde que le diste el primer vistazo al postre. Y cuando ya te has comido la figurita el resto del postre pierde la gracia. Es como si te empacharas. No sé si es muy buena la comparación, porque realmente no estoy empachada, pero de unas semanas hacia acá las cosas no han ido sobre ruedas, precisamente. Nuestra complicidad se fue de vacaciones y eso creo que ha sido el principal motivo por el cual mi corazón ya no late de la misma manera. Por una parte mejor, es hora de olvidar. Al fin y al cabo, no deja de ser otra chiquillada más, aunque me duela con casi veinte años (que se dice pronto) seguir con estas tonterías.

Digamos que estoy medio centrada en la carrera que, hoy por hoy, es lo importante. Ya tendré tiempo de vivir la vida después, ¿no? Aunque siempre motiva tener a esa persona por la que estás deseando llegar a casa para poder hablar un ratito con ella, aunque sean minimaleces. Pero es que ese sentimiento ya no está, se fugó y creo que no volverá. No volverá porque me equivoqué de persona.

Lo curioso es que es muy fácil decirles a los demás que no se preocupen, que si no ha llegado a más es porque, realmente, no merecía la pena. Pero como cuesta tener que tragarte tus palabras cuando se trata de tus sentimientos.

¿Cómo se llega a desear tanto la compañía de una persona? ¿Y cómo se pierde, así, de repente, esa ilusión, ese deseo? ¿La pérdida de toda esperanza, quizás? Creo que es la respuesta más certera que puedo darme. Suerte que mi corazón apenas siente y que el raciocinio está a la orden del día en esta pequeña cabecita loca que aún no he perdido porque la tengo pegada al cuerpo.

Sólo si no intento aferrarme, una vez más, a cualquier falso resquicio de esperanza podré olvidarme de él. Me duele estar escribiendo ésto. Es una persona a la que he querido demasiado, a mi manera, pero lo he hecho. Y ahora ya, ¿no me interesa? o ¿será que no veo ninguna esperanza? Duele remar, y remar, y remar.. y justo en el momento en el que vas a apoyar tu pie en la orilla, una corriente te arrastra hacia el fondo del mar. Has perdido la partida.

Resignación, es lo que me queda. Y la amargura del no saber si pudo ser y no fue. Espero que nunca hubiera podido ser, que todo lo que he oído haya sido mentira y que sólo esa persona sepa lo que de verdad nunca tuvo en mente conmigo. Pero me quedará el mal sabor de boca de mi cobardía. Lástima, pero de los errores se aprende, tal vez mi próximo príncipe azul no destiña.

A partir de hoy intento poner fín a todos estos meses de locura.

Se cierra el telón y aparecen dos frikis y dos bots junto con una estudiante de informática. ¿Cómo se llama el canal? ;)

Por otra parte, hoy ha sido un buen día respecto a los incondicionales. Se me han juntado los dos ciber-amigos con los que mas desahogo, dos grandes apoyos, sin duda. Y esta tarde he estado tomando algo en la facultad con Manolito ^^ Ése que me hizo echar el sobre de azúcar en el cenicero en lugar de en el café, un desliz lo tiene cualquiera.

Gracias

Cotilleado por NaTiLLiNaS a las Abril 12, 2005 03:29 AM