Guardé los viejos recuerdos y encontre mi Luna.
Alli estaba, como esperandome, discreta, un poco arrugada, empolvada, pero limpia.
La tomé en mis manos, apenas guardaba su brillo. me reflejé en ella, años habian pasado sin mirarme en ese espejo. Todo era tan diferente ahora...
Solo una cosa se mantenía intacta... aquella mirada suave, un poco sucia, pero ilusionada.
Si como dijo José Alfredo, de nada han servido los años...
Y a fin de cuentas, para que han de servir sino para seguir igual que siempre, que lo único que vale en esta vida es no aprender, si el aprendizaje incluye la pérdida de la ilusión...
Acerqué el primer trapo que tuve a la mano, la despejé del polvo y la colgué junto a la ventana.
Al fin pude dormir mirándola fijo, solo que esta vez el reflejo ... no era yo...
un dulce rostro lejano jugueteaba conmigo desde las alturas.
Desde ese día tomo un trozo de luna y la coloco bajo la almohada, acariciando ese rostro que al fin resolvió mi vida.
Simple y llano, TE AMO.
Escrito por Joe Panda a las Febrero 16, 2004 10:46 PM