La embajada permanecerá cerrada durante un tiempo.
Disculpen las molestias.
Si, pajaritos, así es, por si no fuera poco lo que se nos viene encima con la protopandemia de la “polla loca”* ahora una nueva amenaza se suma al largo etcétera de enfermedades** que hacen peligrar nuestra salud.
Los primeros casos de la D.O.A 4 han sido detectados en el 1er mundo y solo entre gente medianamente pudiente y con una edad que oscila entre los 22 y 35 años. Sus primeros síntomas consisten en temblor de manos sudoración y abundante salivación al pasar cerca de un establecimiento de venta de videojuegos o aparatos electrónicos. En su fase más avanzada puede llegar a dañar severamente su bolsillo o el de sus seres queridos (los que a partir de ese momento pasan a la categoría de "mis allegados", como mucho). Por esto y por muchas otras razones (que microschoft mete mano ahí, entre otras), las autoridades sanitarias recomiendan:
• NO ACCEDER A PÁGINAS WEB O LEER REVISTAS DONDE SE RESEÑA SUSODICHO JUEGO.
• NO LLEVE CONSIGO MÁS DE 10€ Y NO SE LE OCURRA COGER O HACERSE TARJETA DE CRÉDITO (sigh!).
Si sigue estas instrucciones tan solo le podemos garantizar que va a pasar un mono más tostón que el que ha hecho el Peter Jackson, que se aburrirá como una ostra si no tiene plan B o si está afectado por la “polla loca” pero que conservará 500€ en su mermada y disoluta cuenta corriente.
Recuerde que dentro de nada entramos en cuaresma.
*Enfermedad de la polla loca: causa estragos en la población que va de los 27 a los 30 años, tan solo es superada por la que sufren los mayores de 30 (la “ya va siendo hora”) y la de los mayores de 40 (“la pedrea”). Consiste en un irrefrenable impulso por “pillar cacho” antes de los treinta años (o antes de los cuarenta la “ya va siendo hora” y engañar a alguien mientras te dejas engañar en la de “la pedrea”).
**Mentales.
“Yo no sé tú, pero a mi el Nescafé descafeinado me sigue dando sueño”. Una frase como esta, casual, cotidiana y, porqué no decirlo, comercial, es todo lo que hace falta para volver a escribir algo que, por mera y vil curiosidad, enganche al lector. Pues mire usted, como lo del Harry Potter ese o los libros del Dan Brown, que cada vez está más claro que la fama es suya y no de sus personajes o libros.
Pero tranquilos, hoy no venimos a hablar de eso, ya quisiera yo poder llegar a tanto, ni de frikismo ni de frikadas (ah, qué añoranza). Hoy va de quejas y de hastío. Quejas, porque es lo normal para un blog y hastío, porque como ya te has acostumbrado a que algunas cosas vayan siempre torcidas pues pasas un poco de tomártelo más en serio.
Estas semanas han pasado muchas cosas (y siguen y seguirán pasando) que podían despertar en uno las ganas de escribir en el blog, de quejarse públicamente lanzando ladridos de cancerbero a diestra y siniestra. Pero como he dicho también está el hastío, esa sensación de “pasotismo” exacerbada que tan solo vuelve peor lo de por sí malo.
Con la que se está montando dentro y fuera de España (y supongo que cada uno se va coger donde es dentro y donde es fuera sin importar lo que diga Coco) andan los periodistas alterados, rabiosos, casi casi al borde del orgasmo informativo. Y no es para menos, lo de la gripe aviaria, que si se acabó lo de los papeles de Salamanca pero aun queda estatut, lo de la recogida de firmas y referéndum (¡y no es Ibarretxe quien lo pide!), la reforma del IRPF, lo de las viñetas del Mahoma (que ha editado un gran amigo de Kissinger), que si Hamas ha ganado elecciones democráticas en Palestina, que si Evo Morales lleva el jersey de “Blas”… Un laaaaargo et cetera ad infinitum que no sé pa qué yo ya digo algo. Y es en ese momento de enumerarlo todo cuando nos llega el mencionado hastío (o como dice el Maestro Cap de Pala, “aburrició”), pues mezclando todo ese bombardeo con nuestra situación personal, diaria e intransferible, se produce un cóctel que te deja hecho unos zorros (y pido perdón al gremio de tal).
Por ejemplo, analicemos la situación del sujeto A.
El sujeto A lleva toda la semana esperando que llegue el fin de semana, pero para llegar a sábado ha de hacer un ímprobo esfuerzo que al final acaba no solo arruinando su escaso fin de semana si no que anula por completo (sin que en realidad sea así) lo que ha ido logrando durante la semana transcurrida. En resumen, acaba odiando tener fiesta y por extensión tener vida propia.
Y ahora, metiendo el hocico en el rollo ese de los dibujos ofensivos a Mahoma, tal vez todo lo que ha ocurrido con eso nos haga reflexionar sobre los límites de la libertad de expresión. Los límites nos los debemos imponer nosotros mismos haciendo uso de un sentido común que en ocasiones no tenemos y a la vez encontramos que es necesario rebasar esos mismos límites para evitar encorsetarnos en lo políticamente correcto y ser esclavos de nuestra propia condescendencia hacia el otro. El problema está en saber cuando es el momento de cada cosa. Por otro lado, cuando un derecho se convierte en un privilegio de unos pocos, como puede suceder con la libertad de expresión si ni siquiera nosotros mismos reconocemos su función como vital para que el “ego democrático” no se nos suba a la coronilla o cuando hacemos uso de ella cual crítica destructiva y completamente improductiva (cosa que gustan mucho de hacer los que en absoluto la defienden), ¿qué hacemos coartamos la libertad y la suprimimos a conveniencia? ¿Qué hacer cuando un mecanismo en teoría democrático y avanzado es utilizado por aquellos que no lo apoyan para generar controversia entre lo que lo celebran? ¿Se puede acoger cualquiera a la “libertad de expresión” para justificar cualquier ofensa o manipulación?
Y yo qué coño sé si solo soy un “Ser Despreciable” al que solo se le toma en cuenta cuando es para… eh, despreciar. Las respuestas las sabemos todos ya hace tiempo, lo malo es que para aplicarlas siempre miramos al de al lado, “qué lo haga él antes, no sea que saque beneficio si lo hago yo primero”. Aquí no se rebaja nadie, y si lo hace, pronto se da cuenta de que sirve de poco, se lo follan vivo. ¿O no? Solo espero estar equivocado y que no sea así, tampoco sería tan raro que yo estuviera equivocado, pero en estos casos…