Enero 16, 2004

Here's looking at you, kid

Ahí estaba Humpherey, en la estación de Paris, con los ojos vidriosos por las lágrimas contenidas. El vapor de los trenes cubría los andenes dando un aire de “efecto niebla” que era imposible obviar. Casi puedo sentir su corazón en carne vida y su cuerpo adormecido por el golpe recibido. Las lágrimas terminaron por desbordar sus ojos y trazaron ríos de libertad en sus mejillas. Ella no venía, ella no llegaba, pero aún así, él la esperaba. Sam (el del piano, que no otro) le imploraba que se fueran, decía las verdades que él ya sabía y no quería saber. Tiraba de su brazo muerto, cargado de maletas, y arrastraba su ser como lo hacía con su cuerpo. El silbato del revisor recordaba que los pasajeros debían subir al tren. Y él esperaba, esperaba nada, pues sabía que ya era tarde. Cuando se marchó, Humpherey supo que había perdido algo que no recuperaría jamás.
Hoy en día Humpherey se reiría del acero del Rey Brujo, incapaz de causar mayor dolor y desazón que la que ya había sufrido. Y ya no diría aquello de “tócala otra vez, Sam”. Preferiría escuchar un disco entero de Sabina bebiendo algo con su antiguo pianista. “Sam, deja ya el piano y pon una de Sabina en el CD ese”. Y lo que hace el de Angmar son rasguños comparados con los repuntes que llevan y han llevado los corazones siempre.
Y para terminar, sólo diré: dubidú.

Escrito por Garuda a las 08:46 PM | Comentarios (13)

Enero 08, 2004

La Anti-Carta

Seres Despreciables,

Os remito esta carta, abominables criaturas, a vosotros que osáis llamaros Reyes Magos, ahora que las heridas que me produjo el último de vuestros regalos me dejan escribir. Yo creía que los Señores Nigromantes eran los más pavorosos de cuantos Reyes Magos existían en el mundo de Oskrunn, ni que decir tiene que vuestros poderes y buenas intenciones no llegan ni a la suela de los zapatos de estos últimos, pero he encontrado seres más horripilantes que el propio Oskrunn.
Son, como vosotros, humanos despreciables, criaturas con un cuerpo débil y propenso a la disolución, pero con unos poderes y un alma tan oscura como la del Gran Señor Tran-Kaos’L-Mutt. Esos seres capaces de hacer desaparecer de la faz de la Tierra programas de radio como “La Hora Trance”, “La Rosa de los Vientos”, “Especia Melange”, “El Mono Temático”, “Las Tardes de Armagedón”, “Videodrome” ya tantos otros espacios que no voy a mencionar por que me sale de las Huevas de Oskrunn. Quiero aprender de esos vampiros chupadores de Oro Negro, capaces de todo con tal de sorber su preciado alimento.
Seres Despreciables, por vuestra culpa estoy muy deprimido, la criatura asesina que me enviasteis, el primo de Jocantaro, no llega a cubrir ni la mitad de las expectativas que tenía. ¿Cómo puedo competir yo con mis disminuidos poderes con señores de Caos y la destrucción como estos? ¿Cómo destruir tanto en tan poco tiempo?
Seres Despreciables, desolado os escribo y os devuelvo vuestro insulso regalo, que yo pedí erróneamente, y os ordeno que me enviéis un grimorio o Compendium Maleficarum de los requisitos necesarios para ser tan poderoso como esas Alimañas Reptantes que tanto envidia la hermana del Gran Señor Tran-Kaos’L-Mutt, Thudame-Mhaas.

Seres Despreciables, seré bueno, pero enviarme lo que sea necesario para ser político.

Atentamente, y deseándoos lo peor para vosotros y vuestra estirpe.

M von Oskrunn

PD: No olvidéis dar de comer a Askumutaru-Molam. Le encantan los camellos.

Escrito por Garuda a las 10:02 PM | Comentarios (4)

Enero 02, 2004

El Ostión Surrealista

El cambio de año ha traído consigo muchas cosas, o mejor dicho, las ha arrastrado del 2003 hasta el 2004. Lo cierto es que el año solo cambia en el calendario y las subidas de precio que entran en vigor por estas fechas. Para que alguien cambie de año realmente (vamos, que mude su actitud) necesita proponérselo él mismo. Son éstas fechas de las consabidas “resoluciones de fin de año”, de esas tonterías que nos decimos a nosotros mismos en mitad del éxtasis festivo que nos arrastra queramos o no (en algunos casos se trata de éxtasis etílico). La necesidad de cambiar de año con algo especial es lo que hace que todos los esfuerzos que no hemos hecho durante el año saliente se concentren en esa hora bruja de las cero horas del año siguiente. Lo malo viene cuando esa noche no está a la altura de las circunstancias exigidas para el momento, y se convierte no en una noche cualquiera, sino en algo peor, en una noche cutre y sosa. En resumen, que nos ponemos tontos queriendo que esa noche sea especial y nos olvidamos de la siguiente, o de la mañana.
Esto es el Ostión Surrealista, cuando de algún modo te ves abocado a tomar una elección que sabes que no va a resultar pero que del mismo modo te intriga y atrae comprobar que todo va a ser tal y como tú esperas. Si a esa indecisión que conlleva el momento de no saber ciertamente cómo colocar en esa noche lo que más te gustaría hacer (cena tranquila de parejitas con pareja o algo, charla interesante, película o sesión de “rass” con o sin baile, acostarse unas horas y levantarse antes de que sea de día para ir a la playa a ver como sale el sol mientras se pasea) se le une el hecho de verse espoleado hacia la peor de todas las opciones, creamos una sensación de auto-cachondeo y unas orejas de burro imaginarias que sólo se van después de siete horas jugando a juegos repletos de violencia.
Y me puedo imaginar las caras de los jinetes del destacamento de caballería cuando les dieron la confusa y equivocada orden de atacar unos cañones enemigos (se supone que debían atacar los que estaban siendo desmontados pero cosas que pasan, no fue así). Esa noche de fin de año me sentía como uno de ellos, cargando con cara de circunstancias por un paso estrecho frente a unos cañones perfectamente colocados que intercalan el bombardeo con unas incontroladas risas de incredulidad. Si esa fue la última carga de la caballería ligera que dio paso a la era moderna de las guerras, espero que esta sea mi última clavada de pata, aunque puede que sea mejor no llegar a las trincheras y los nidos de ametralladora por aquí.

Y pasado esto, y conquistada media África y América en el Rise of the Nations, en espera de hincarle el diente al Panzer General 3D, llegan las resoluciones de fin de año. Pero eso si, en un nuevo formato, el abstracto. Más que palabras pensadas son pensamientos abstractos que, como en una película de Kubrick o de Imamura, superponen imágenes que en teoría no tienen nada que ver entre sí (desde el “finish him” del MK hasta imágenes de V haciendo de las suyas pasando por miles de ideogramas chinos y una postal de Fray Leopoldo de Alpandeire con un hacha).
Vamos, que cada año más loco.
Ole, ole.

Escrito por Garuda a las 09:13 PM | Comentarios (3)