Refritos, avances, fustraciones...
Llamenlo como quieran, hoy solo me apetece señalar lugares donde deberían de caer rayos (¡zam, zam!). Pero no puede ser, ¡che!
Tenía algo triste pensado, pero también estoy perezoso, así que he buscado en el baul de los refritos.
Con ustedes, la primicia, el pre-pre-pre-estreno (tonto el que lo crea) de La Senda (De Lo, Ello y Oalgo).
De "verdá", qué pena (por lo menos tiene siete años, ¿o eran diez?).
Denubis caminaba distraídamente por las abarrotadas calles del zoco mientras, de vez en cuando, mordía una manzana, la cual no recordaba de donde había salido. Tan solo recordaba que tenía hambre y que de repente tenía una manzana en la mano. Su Diosa, Ello, era tan amable, pensó. El tendero que hasta hacia bien poco había sido propietario de la manzana si que recordaba lo sucedido. Su mente retenía nítidamente la imagen de la mano de Denubis arrancando a una de SUS manzanas de SU tenderete sin siquiera tomarse la molestia de soltar una pequeña compensación. Jhozé el vendedor de manzanas provenía de una estirpe de cultivadores y vendedores de manzanas más antigua que el linaje de cualquier rey, habían sido sus antepasados los que en el albor de los tiempos vendieran manzanas a gente como Seraph El Indemne, ilustre fundador de Seraphinia, e incluso a Crewat, el beato fundador de la ILL, Iglesia de la Luz Luminosa, y todos ellos habían pagado. Pero mientras su mente derivaba en acontecimientos pasados sus ojos le dijeron a su lengua que se mantuviera pegada al paladar y a sus piernas que estuviesen tan pegadas al suelo como jamás lo habían estado hasta ahora. Y en lugar de salir tras el blasfemo dejó que este se alejara tranquila y pacíficamente. Cuando su mente se unió, por fin a sus ojos se dio cuenta que la figura a la que había estado a punto de gritar era un clérigo de algún dios oscuro, y no era por la túnica negra que llevaba si no por la sombra de Denubis, y no se trata de que el clérigo de la Señora del Caos Ello tuviese mala sombra. No. Lo que ocurría era que la que la sombra de Denubis caminaba a su lado como si tal cosa. Así pues dejo que Denubis se alejara de él sin darse cuenta de su inocua existencia como vendedor de manzanas variadas. No hace falta decir de la gente que se encontraba en su camino, o bien se apartaba o bien ignoraba el misterioso suceso para mantener su mente cuerda.
Exactamente por la misma avenida del zoco pero en sentido opuesto al de Denubis venia Dot, clérigo de Lo, verdadero dios de la Neutralidad Verdadera, que por cierto estaba verdaderamente opuesto a que el Verdadero Bien reinara sobre el Verdadero Mal y (verdadera) viceversa. Mientras caminaba por el zoco en dirección a la posada Onyam Feliz, Dot ejecutaba implacablemente sus tareas “neutralizadoras”, como clérigo de Lo que era. Los mendigos que habían tenido la fortuna de recibir más que los otros veían como sus ganancias les eran arrebatadas por un personaje, de metro setenta y pico con una cara de pocos amigos que esbozaba una contradictoria sonrisa, que se dedicaba a repartirlas entre los menos afortunados. Los que estaban mudos eran los únicos mendigos que no le gritaban, ya fuera para recriminarle su acción o para alabar su grandeza. Cuando Dot entró en Onyam Feliz, el zoco era un campo de batalla en el que los mendigos afectados por su “neutralizadora” acción se masacraban mutuamente con lo primero que encontraban. Fue un mal día para Jhozé el vendedor de manzanas ya que muchos de los mendigos utilizaron sus grandes, duras y rojas manzanas de padrón para matarse. Y todos sin pagar.
Dot se sentó en la primera mesa libre que encontró en el lugar, ajeno al guirigay que él mismo había montado.
Denubis entró y se sentó en la primera mesa que encontró, que daba la casualidad de ser la misma a la que Dot estaba sentado. Dot no se preocupó por que un tipo que parecía un clérigo caótico, acompañado por su sombra, se sentara junto a él. La sombra de Denubis volvió a su lugar habitual después de que este último se sentara. Hubo un momento de silencio, los dos se quedaron con sus miradas perdidas en el vacío. Fijas en la camarera del local. Y de vacío nada. La camarera estaba francamente, la larga melena morena que llevaba trenzada le caía entre los senos, que no podía contener su roja blusa, como su de una astuta serpiente que ofrece los frutos del paraíso se tratara. La larga y grisácea falda que llevaba bajo el blanco, auque no inmaculado delantal, no le conseguía ocultar los tobillos, unos tobillos finos, esbeltos, delicados, enloquecedores en extremo para los dos clérigos. Ambos alzaron el brazo derecho con el dedo índice apuntando hacia el techo del habitáculo para llamar la atención de la susodicha camarera. Denubis no sabía si pediría algo. Dot sabía que pediría algo pero pagaría el otro. Así lo dictaban las reglas de la neutralidad.
Cuanto tiempo... ya se me habia olvidado que existia. Novelado queda muchisimo mejor que jugado, lastima que no continuases eso (como otras cosas).
Escrito por Edgar a las Julio 2, 2004 11:04 AMComo otras muchas cosas está "oculto y en espera".
Si, bueno, ¿no?
Es un decir.
Vince Daiamon muere y recusita...... unas cuantas veces .... O_o
Yo también.
Escrito por Garuda a las Julio 5, 2004 10:50 PM...Recusito... recusito...
¬¬U