Perdonen el retraso. Y el hecho de que lo de hoy esté partido.
Arf, arf, arf.
Hay tanto que decir que lo dejo para otro día.
Para variar, un cuento.
"- No se preocupe señora, un par de semanas y se la devolveremos tan sana y lozana como si nada hubiera pasado. ¿Verdad que si Laia?
El doctor puso las manos sobre los hombros de la joven de dieciséis años, a su madre le pareció un buitre posado esperando que llegara el momento de hincar el pico.
- Supongo que será lo mejor para ella, ¿no doctor? –Suspiró-. Ay, su padre y yo ya no sabemos que hacer, todos los días metida como está en el “internet” ese.
- Ya se lo he dicho, no se preocupe, unos días en nuestro complejo de descanso y se la devolveremos como nueva.
La joven se estremeció incapaz de reprimir el escalofrío que partió de sus hombros recorriéndole toda espalda. No podía negar los hechos, su afición a internet había ido en crescendo desde que le habían permitido tener un ordenador en su cuarto. Chat, foros y páginas de múltiples contenidos habían acabado por convertir tal afición en adicción. Y la alarma había saltado en casa. Sus padres acudieron en primer lugar a psicólogos y al final, con la recomendación de éstos, habían decidido recurrir a un psiquiatra bastante caro que tenía una clínica en el monte, cerca de la ciudad. El doctor Sugrañez (nota friki: xD). Todos les habían dicho que era un médico especializado en el tema y que había curado ya a multitud de jóvenes de las más diversas afecciones “mentales”.
La puerta del despacho sonó con unos golpes secos sacándola de sus devaneos.
- Doctor –dijo una enfermera del centro asomándose-. Julián se marcha ya y sus padres quieren darle las gracias.
Al doctor Sugrañez se le iluminaron los ojos a la vez que exhibía una ancha sonrisa. “Ah, hazles pasar, Esperanza, hazles pasar”.
Los padres del tal Julián, un chico de mirada triste y apagada que aparentaba la edad de Laia, entraron en el despacho atropelladamente y se disculparon de los presentes.
- No se preocupen, no se preocupen. Precisamente estaba ahora explicando a los padres de Laia que no tienen nada que temer. ¿Cómo estás Julian?
El chaval parpadeó como si acabara de despertar de un sueño. Miró al doctor y rápidamente, como si creyera que estaba haciendo algo malo, bajó la vista hacia el suelo.
- Bien –contestó con un tímido hilillo de voz.
A Laia le pareció que el joven podía estar de cualquier modo menos bien, y no precisamente por su aspecto físico, a decir verdad estaba bastante “bien”. Pero el caso es que el chico no parecía estar en su mejor momento, era como si de repente se le hubiera olvidado cómo vivir y no supiera seguir adelante. ¿Cómo lo llamaban? Ah, si, un zombi, parecía un zombi.
El Doctor Sugrañez se despidió de los padres Julián, quienes se deshacían en elogios hacia el mismo doctor, y revolvió el pelo del chico con una mano enérgica y cariñosa. Durante un breve periodo de tiempo, uno de esas brevedades que duran una eternidad, el joven levantó los ojos del suelo y mantuvo la mirada de Laia, sin que para nada desapareciera la tristeza de su expresión. Después, con una extremada lentitud, como si sus pies estuvieran hechos de piedra, se retiró del despacho siguiendo a sus padres.
La puerta del despacho se cerró con delicadeza, pero hasta pasados unos segundos nadie dijo nada.
- Bien, como les iba diciendo…
De repente el mundo de Laia, su diminuto microcosmos, pareció empequeñecer hasta tomar la forma de las pupilas del Doctor Sugrañez.
- Este es tu cuarto, Laia –la monitora, hablaba dulce y pausadamente, toda ella rezumaba paz y tranquilidad-. Tómate tu tiempo para acomodarte, la cena es a las ocho y media.
La joven asintió algo intimidada por su ocasional anfitriona y pasó adentro.
El habitáculo era una pequeña estancia rectangular que se alargaba hasta dar con una ancha ventana que daba a los jardines del centro. A ambos lados habían dispuesto un par de armarios empotrados, dos camas y dos mesas de estudio, estas puestas al lado de la ventana. El color blanco y el olor a madera impregnaban el dormitorio.
Dejó su equipaje encima de una de las camas y se dejó caer en la otra. Por un momento todo lo que hizo fue quedarse acostada mirando al techo sin verlo mientras desde la ventana le llegaban sonidos que no escuchaba. No pensaba, no podía pensar en nada, simplemente estaba ahí, atascada en la realidad, incapaz de ir atrás o adelante. Inconscientemente se puso de lado mirando a la pared y empezó a jugar pasando el dedo por ella.
Al principio no se dio cuenta de la señal, pero al pasar el dedo por encima notó que había un agujero mal tapado en la misma. Eso la sacó de su ensimismamiento e hizo que se fijara el en pequeño dibujo que había sido grabado con exagerado detalle sobre la pared. Dos grifos rampantes asían una gran espada que señalaba hacia abajo. Justo debajo, hacia donde señalaba la espada, casi oculto por el borde de la cama, había un agujero tapado con un folio. Laia empezó a sentir como el cosquilleo de la aventura recorría su cuerpo hasta invadirlo por completo con una sensación de nerviosismo. Deshizo la improvisada pared falsa y sacó de dentro un papel cuidadosamente plegado.
Con mucho cuidado, como si éste se tratara de un pergamino milenario, lo desplegó.
De lo primero que se dio cuenta era que no era precisamente milenario. El papel, el folio que había sacado del interior de ese escondite, había sido utilizado como una especie de agenda secreta. Y, por curioso que fuera, había sido empezado tan solo dos semanas antes. Le dio la vuelta y comprobó que la última anotación correspondía al día de ayer. El corazón le latía a toda velocidad, desde el momento en leyó la primera línea de la agenda, se involucró fervientemente en el relato.
14 de Julio, desde que entré en este recinto he tenido la necesidad de escribir esto. Me siento como un pez fuera del agua, como un oso polar en el desierto, completamente fuera de lugar. Sus primeras palabras fueron: “Tengo una habitación para ti, aquí te sentirás como en casa”. Pero lo que realmente le escuché decir fue: “Tengo una mazmorra para ti”…"
Continuará...
つづく
Se me olvidó la carta de hoy
Escrito por Garuda a las Mayo 25, 2004 10:17 PMVale, ¿cuando se lia con el chaval?
Escrito por MsNice a las Mayo 27, 2004 06:53 PM