Hoy me levanté y fuí corriendo a la ventana, esperando que la lluvía empañara los cristales. Pero ese Sol, tan deseado por tantos, brillaba con más fuerza que nunca. Suspiros de inquietud al comprender que la lluvia era sólo en mi interior.
Lluvia de soledad mojando mi almohada. Y nadie a mi lado para secarla.
Rayos de rabia, truenos de impotencia...
Quizá mañana amanezca soleado para todos...
Todo el universo al alcance de tu mano. Si fuera tan fácil como alargarla y poder tocarte. Si fuera tan sencillo sentir una caricia. Cierro los ojos y las noto, rodeándome, protegiéndome.
Así me siento yo contigo. Dependiendo de que me abraces fuerte, y no me dejes ir. Temiendo, en todo momento, no estar a la altura y escurrirme entre tus dedos.
Rodéame con tus manos. Hazme sentir que soy tuya. Siénteme tal y como soy. Quiéreme tal y como soy, y no me dejes marchar.
Sólo así podré ser yo
Hoy desperté con más ansias que nunca de tenerte a mi lado. Mi cama, vacía de sentimientos, estaba más fría que nunca. Te extrañaba tanto que me dolía. Te deseo tanto, te anhelo tanto, te necesito tanto, que cuento los minutos que faltan para poder volver a verte. Entre tanto, susurro al tiempo los "Te quiero" que jamás escucharás. De la misma cadencia que los que sí escuchas, pero con un tono más alto de añoranza.
Mientras, la vida sigue, la rutina nos explota. Y a pesar de todo, esa alteración que necesitamos la encontramos dentro de nosotros. Unos latidos de más cuando suena el movil. Escuchar de tus labios mi nombre, sentir que soy mujer a tu lado. Estar más cerca de tí, y a la vez más lejos.
El romper de una ola contra la roca. Eso es lo que deseo contigo