Abril 23, 2004

LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA y EL CARISMA MERCEDARIO

“Los más sabios y los más santos no se cansan nunca de estudiar.”
Fray M. León Torres (Manuscritos Nº108 pág.41).

El Instituto Superior del Profesorado San Pedro Nolasco, coherente con el ideal que le dio origen, su “carisma” se esfuerza por estar en sintonía con las exigencias del nuevo milenio. Pugna desde su simiente vital por alcanzar otros ámbitos, otras personas, otros niveles, nuevas formas de presencia en la comunidad. Es así que en el año 1999 avanza sobre la formación universitaria con un perfil propio: continuar siendo factible para todos los segmentos de la sociedad, sin detenerse. Acorde a la consigna de nuestro tiempo, se propone la capacitación permanente.

Hubiera sido posible recurrir a la transformación del nivel superior no universitario al inmediato, pero ello significaba renunciar a lo que de accesible en lo económico tiene su formación mercedaria, aspecto que ha marcado su estilo en la provincia.

Surge entonces la articulación con la Universidad del Aconcagua, en donde interactúa la calidad de la formación superior no universitaria de nuestra institución con la estructura académica universitaria de la UDA en franca expansión y por ser excelencia y notoria demanda de la sociedad. Es así que “educar para redimir”, recorre las dimensiones científicas y disciplinares en sus tres dimensiones a través del ciclo de Licenciaturas.

Nuestro Instituto, fiel a su carisma redentor, ve a la educación como el medio más eficaz para la concreción de su identidad. Desde sus comienzos la calidad educativa fue su perfil propio y el dar respuestas a las necesidades del medio, no perdiendo de vista la promoción humana, fue su punto de inserción con la realidad. Podemos decir que la línea profundamente ética, respetuosa y con productos de reconocido valor académico por su real avance científico, recorre este otro nivel fortaleciendo, con el aval de esta prestigiosa universidad, ambas instituciones educativas. Los egresados del ciclo de Licenciaturas son prontamente captados por el medio laboral por su idoneidad como docentes, investigadores, capacitadores, gestores y fundamentalmente por la competencia para unir todo esto con la capacidad de sintonizar con el otro. De buscar el sentido de lo humano; por privilegiar la dimensión del espíritu, que puede hacer de éste contexto, un lugar de realización de la persona, un espacio donde lo científico esté al servicio del hombre, una sociedad personalizada y habitable.

Así el trabajo se transforma en una herramienta de desenvolvimiento personal, un tiempo de gozo, un valor, una posibilidad de humanización de la cultura y de las ciencias. Allí las personas son algo más que hacedores de calidad, son co-gestores de una multiplicidad de profesionales que se los distingue por su eficiencia, pero fundamentalmente por el poder transformador del ambiente donde se insertan. Esta relevancia, integrada a la eficacia y a la efectividad mencionadas, revelan el funcionamiento con calidad.

Inauguramos una nueva etapa para este proceso, en donde abiertos a las sugerencias de los que nos rodean, podemos dar cuenta nuevamente: de nuestro avance sostenido hacia la optimización de todos los valores y funciones. El valor de la ética con la que se nos distingue apunta a la formación de actitudes intelectuales más sabias, más perceptivas, más centradas en lo posible sin tentarnos en caer en una mirada simplista y facilista. Tratando de que el otro descubra sus propias posibilidades y límites. Evitando la masificación y el anonimato. Respondiendo a nuevos desafíos, con una postura flexible y capaz de revisar concepciones y prácticas profesionales, para luego redefinirlos en el marco de los nuevos paradigmas. El ciclo de licenciaturas está diseñado desde un carisma de proyección universal, revitalizado y en constante expansión. Ahí radica su dignidad.

“estos centros educacionales son albergues sagrados donde las facultades intelectuales y morales adquieren su desarrollo benéfico bajo la influencia de maestros experimentados”.

Fray M. León Torres (Manuscritos Nº 198 pág. 72/73)
Lic. Anunciación María Martín
Esp. en Docencia de Nivel Superior

Escrito por karina benavidez a las Abril 23, 2004 12:49 AM
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