Esta mañana me levanté con cierto cosquilleo en el estómago y un nerviosismo fuera de lo común. A las nueve de la mañana me enfrentaba a un examen que llevaba ya postergando desde junio: el teórico (prueba teórica del examen para obtener el permiso de conducción de clase B...). En un principio, el estar nerviosa en mí suele ser buena señal, pues eso significa que me sé el examen bastante bien.
A las ocho estaba en la puerta de la autoescuela, donde me reuní con dos compañeras en mi misma situación. A las y cuarto, pasaba a recogernos el dueño para llevarnos a la Jefatura de Tráfico en coche.
Una vez allí, salimos del coche y, para nuestra sorpresa, el hombre se queda dentro.
- Bueno, que yo luego no vengo, ¿eh? Hala, suerte.
Nos miramos las unas a las otras con cara de preocupación. Hay que aclarar que en Granada, el sitio donde se realizan los exámenes (Las Conejeras) está en un pueblo, bastante lejos, en el que yo personalmente jamás había estado. Para más inri, una de mis acompañantes es de Gerona, y otra de Jaén, así que no tenemos ni idea de cómo salir de allí.
En fin. Nos sentamos a esperar a que nos llamen, y, a las nueve y cuarto nos hacen pasar al interior de la clase. A las nueve y media (tras comprobar que la mayoría de los encargados de examinarnos se habían dejado ese día la simpatía y la amabilidad en el cajón de su mesilla de noche) nos entregan los exámenes, y me sorprendo de lo fáciles que son.
A las diez y pico estoy fuera. Ya que el encargado de mi autoescuela no va a ir, no puedo esperarme a que nos den los resultados. Empiezo a dar vueltas por el pueblo, y no veo ni una mísera parada de autobús. Al acercarme de nuevo a la Jefatura por si alguien me puede dar alguna indicación, me encuentro con una de mis compañeras (la de Gerona). Ya juntas, preguntamos a la gente del pueblo, pero ninguno sabe decirnos dónde está la parada del 9.
Al final, por pura inercia (o por puro aburrimiento) acabamos dando con un descampado, justo al lado de la señal de fin de poblado, medio rota, pero con un letrero aún legible: 9. En total, media hora dando vueltas por un pueblecito en busca de una parada tan escondida que ni los habitantes de allí saben indicarte e dónde está...
La gracia es que en el precio de la autoescuela está incluido el transporte a los exámenes. Hay que comprender que hace poco que se fue una de las profesoras, aún no han encontrado otra y el encargado tiene que encargarse de dar todas las clases prácticas, pero al menos nos podían haber preguntado si sabíamos cómo salir de allí.
Escrito por Narux a las Marzo 19, 2004 01:01 PM