Imaginaos la situación: 25 de Diciembre, día de Navidad. Mi padre
en el nuevo ordenador de mis primos, uno de 20 años y otro de 16, instalándoles
la nueva multifunción que les había sido regalada recientemente...
Me llaman y voy a ayudarles a instalarla, se copian los archivos y se instalan
los controladores. Perfecto. Mi padre abre el panel de control de la impresora,
con el objetivo de imprimir una página de prueba.
Pero, fijaos qué cosas, le da por error a "Imprimir imagen" y,
como el Windows es XP, aparece un menú con miniaturas
de la carpeta Mis imágenes... aproximadamente unas quince fotos
de chicas desnudas.
- ¡Mira qué impresora tan moderna, las imágenes que trae!
-ríe mi padre, que está cegato perdido.
Mi primo menor y yo empezamos a reírnos. El mayor se queda mirando la
pantalla, tieso.
- Ay... ¡pero si esta carpeta es Mis Imágenes! Y yo que
creía que las había instalado la impresora, y resulta que son
vuestras...
- Yo no tenía constancia de la existencia de esa carpeta -replica mi
primo de manera poco convicente.
Mientras, yo estoy tirada por los suelos de la risa.
- ¿Llamamos a tu padre, a ver si ha sido él quien ha metido las
fotos? -pregunta mi padre en tono de guasa.
- No -intervengo yo- déjalo ya, anda. (No me parecía oportuno,
teniendo en cuenta que a mi primo ya le metieron un dialer por bajar
pornografía)
A nosotros, maestros de ocultar archivos y camuflar carpetas, nos parece increíble
que alguien pueda guardar sus fotos porno en la carpeta "Mis Documentos"
de un ordenador familiar sin contraseña. Pero por lo visto aún
quedan unos cuantos ingenuos informáticos pululando por aquí.