El viernes hice algo que jamás debería de haber hecho: intentar
ver una película en TVE.
Se trataba de Nuremberg, que me llamó la atención
al empezar, y que a medida que avanzaba en la trama demostró ser una
auténtica patochada. La peli, evidentemente, trata sobre los jucios de
Nuremberg contra los nazis, y la visión que da de los mismos no puede
ser más maniqueísta y asquerosamente norteamericana: están
los buenos, usease, los yanquis, defensores de la paz y la justicia para el
bien de la humanidad y bla bla bla. A su lado, cómo no, los ingleses,
que aparecen como chupa cu... traseros (seremos fisnos) de los anteriormente
mencionados. En tercer lugar, los franceses, que apenas salen (quizá
porque los yanquis no se atrevieron a ponerles como chupa-traseros). En el cuarto,
los soviéticos, que aparecen representados como una panda de borrachines
y trogloditas cabezas cuadradas (en un momento de la película, el yanqui
y el inglés compadecen a los soviéticos por no caer bien a nadie...).
Por último, evidentemente, tenemos a los malos malísimos: los
nazis, a su vez clasificados en nazis malos y nazis buenos o nazis arrepentidos.
Como ya he mencionado, la peli era un asco, porque los norteamericanos y los
ingleses hacían las veces de paladines de la justicia y la paz mundial
(algo irónico, teniendo en cuenta lo que estos señores andan haciendo
en Iraq). Había un soldado norteamericano que trataba con la punta del
pie a los líderes nazis y soltaba discursitos al más puro estilo
yanqui. Por supuesto, también estaba la inevitable historia de amor entre
el fiscal representante de los Estados Unidos y (¡cómo no!) su
secretaria.
Lo único destacable es una frase que el mariscal Herman Goering
le suelta a un soldado de los E.E.U.U. : "si ustedes me están
juzgando ahora, es porque nosotros perdimos la guerra. Todos sabemos como va
a terminar esta función"
Claro que lo peor con diferencia son los anuncios de TVE. No sé cómo,
pero a las 3:00 am todavía no había terminado la película.
Y empezó antes de las 12.
Así que... una y no más, Santo Tomás.