He decidido dejar el blog. Pues sí, otra cosa más que añadir a la lista interminable de fracasos, qué le vamos a hacer. La verdad es que fue una experiencia corta, me gustaría poder hacer uso del tópico de «corta e intensa», pero me temo que únicamente será corta. Bueno, e insípida, irregular y vaga. La causa del fracaso es múltiple, primero y sobre todas las cosas, la terrible inactividad de mi vida, no hago NADA, por ende, no puedo hablar de nada. La frustración y enfado cotidiano no los puedo descargar aquí, simplemente no tengo esa capacidad, rara es la vez que el texto plasma lo que siento o quiero que transmita, no soy hombre de letras me temo. De todas maneras con una anotación bastaría, ¿o tendría que copiar y pegar mis propios textos día tras día? No.
Por otro lado, y yo no pensaba que pudiera pasar, es tremendo comprobar que una vez que sabes que te leen ciertas personas, modificas de forma automática tu forma de escribir, y te practicas una autocensura que hace que todo sea al final inútil. Creo que la sinceridad con uno mismo, es una de las claves de este invento, si no la puedes tener para qué seguir. No pocas veces he empezado textos, que luego he borrado por pensar que a tal o a cual no le gustaría. En definitiva, estaba escribiendo para otros, lo que no era mi objetivo en ningún momento. Ahora en este último post, y resuelto a no mentirme a mí mismo, he de decir que me fastidiaba enormemente tener que hablar de la bitácora fuera de su hábitat. Agradecía los comentarios en el blog, pero lo entendía como un ente abstracto en un plano accesorio a mi «realidad», no a algo que se comenta en el IRC o en la calle. Puede que sea una paranoia, y que nadie lo entienda, pero era importante para mí.
No todo fue un ejercicio de futilidad, hacer el diseño me distrajo un par de días, actualmente es algo que valoro bastante. No quedó como lo quería en mi imaginación, pero el resultado se acerca bastante, y creo que me gusta, es un desperdicio que desaparezca, pero siempre nos quedará París. Además no descarto que en un futuro lejano, vuelva a tomar las riendas de una bitácora, si realmente llego a ser el afortunado poseedor de una vida normal, con todo lo que eso implica.
Bueno, la gente de zonalibre querrá recuperar su espacio, y dentro de un mes cuando comprueben que no hay actualización, borrarán este amago de blog. No les culpo, no me culpo, hay cosas que simplemente no pueden funcionar.
Hoy es la primera noche de verano desde el verano, me lo dice el cuerpo. Y como decían en el Street Fighter: You Lose!
Ya es primavera en El Polígono de Pumarín. No, no es un polígono industrial, es un barrio, mi barrio. Normalmente cuando le dices a alguien de la ciudad que vives en El Polígono, las conexiones sinápticas de su cerebro hacen una búsqueda relacional, y acaba asociándote con quinquis, drogadictos, hurtos, vandalismo y en general mala fama. Bueno, no puedo negar que esa fama es merecida, al menos en el pasado, las cosas se han calmado de forma considerable, la mayoría de los quinquis famosos están muertos por sobredosis o en la cárcel y las bandas organizadas de delincuentes se desintegraron. Quedan algunos drogadictos y alcohólicos, como en todos los sitios supongo, pero ya no son legión, sobretodo desde que uno de sus lugares favoritos de cónclaves, refugio y compra/venta de sustancias ilegales les fue justamente arrebatado gracias a la presión social de las asociaciones de vecinos. Se trataba de una torre de quince plantas, que se quedó a medio construir, irónicamente iban a ser pisos para la Guardia Civil. Aquella torre, aunténtico polo del mal, envenenaba bastante al barrio, pero como ya digo, se acabó de construir (casi 20 años después), y los pisos, ahora de protección oficial, se sortearon.
La mayoría de El Polígono está formado por torres de 15 pisos, dispersas, con jardines, garajes, aparcamientos y un laberíntico conjunto de calles, parques y carreteras, que para total desmayo y confusión de los foráneos del barrio se llaman todas «Puerto de *» (cambiar el asterisco por algún puerto de montaña: Vegarada, Espina, Ventana, Pontón, Cubilla, etc.). El barrio siempre está lleno de gente que pregunta con cara de perplejidad «¿dónde está la calle puerto de *?». Las pizzas siempre llegan frías, todo el mundo se imagina porqué. El modelo setentero y caótico que inspiró la creación del barrio desde la nada, era el de tener mucha zona verde, aparcamiento abundante y edificios individuales, no cuajó, pero el modelo fue reinterpretado para la formación de otro barrio 30 años después de este: una zona fantasma —un barrio dormitorio— llamado Montevil.
En el colegio, uno tenía que ser despierto y saber correr rápido. Cada vez que se acababan las clases, una nube de desesperados protodelincuentes se acumulaba como por casualidad en los parques públicos que rodeaban al centro. Hasta en la delincuencia de andar por casa se tenía consideración a las mujeres, a ellas nunca las atracaban. Pero nosotros, éramos un blanco perfecto, a pesar de que la experiencia ya te aconsejaba no llevar nada de valor, nada de cadenas, pulseras, anillos, relojes (aparte del Casio digital que valía 995 pesetas), ni nada que pudiese atraer al ojo codicioso del ladronzuelo de turno, siempre se escuchaban a media voz cosas como: «a Fulano le quitaron el jersey», «a Mengano le dieron un puñetazo para quitarle la cadena», «a Zutano le robaron la mochila», etc. Por otro lado, los mismos quinquis tenían que ir al colegio, y siempre te tocaba alguno en clase, alguien que se reía más alto que nadie, alguien que para la incomprensión general no hacía los deberes, alguien que amenzaba y coartaba la convicencia. Lo bueno era que podías entablar cierta amistad con alguno, no eran tan malos como parecían al fin y al cabo, y a pesar de que te arrastraban a sendas peligrosas que daban miedo, tenía una contrapartida, una suerte de salvoconducto para el barrio, si te veían a menudo con ellos, te ignoraban los demás delincuentes. Lo positivo de ser niño era que te lo tomabas todo como venía y te adaptabas a todo, nada de melodramas como hacen (hacemos) los adultos.
Ahora El Polígono es una zona tranquila, la angulosa vida del barrio se ha ido suavizando con el tiempo, y ahora todo pasa con calma. Ya no hay ese miedo a pasearse por la zona de día y a evitarla a todo precio de noche. La gente por fin utiliza los aparcamientos al aire libre sin temor a que el coche desaparezca durante la noche. Ya somos un barrio más de la ciudad.
Vuelta para aquí, vuelta para allá, que si quita la manta, que si ponla, que si de lado, que si boca arriba, que si boca abajo, que si piensa en eso, que si piensa en lo otro, mejor, no pienses, brazos fuera, brazos dentro, uno fuera, que no, los dos dentro, ¿la puja?, voy al baño, ¿o no?, voy, no, sí, no sé, voy a leer otro capítulo, no quiero encender la luz, que te duermas, ¿qué estará pensando Nicolas?, me levanto y hago el logotipo del laberinto, me quedo en la cama, ¿qué hora será?, ¿las 4?, ¿las 5?, mejor duermo que mañana tengo que ir al dentista otra vez, si pudiera dormir claro, ¿qué es eso?, el servidor creo, escucharé algo de música, ¡ah! no, que no funciona el lector, ¡ah! pero tengo el portátil, ¿y dónde estarán las pilas recargables?, no, me voy a dormir ¡YA!, me voy a levantar a tomar un vaso de leche, ¿para qué?, si nunca funcionó antes, mejor me quedo en la cama, la música es una buena opción, ya, ya, que no me acuerdo de dónde estan las dichosas pilas, ¿y si enciendo el ordenador?, no, que luego te dará por escribir alguna tontería en el blog o diseñar un logotipo o comprar algo por eBay, tengo que dormir, recuerdo que en la bande dessinée de Yoko Tsuno los vineanos tenían máquinas para inducir al sueño, la necesito, ¿la venderan en eBay?, tenía algo que ver con ondas cerebrales ¿no?, como para comprobarlo, están los librillos a 2000 kilómetros, bueno, a dormir, y esa pobre mujer en la cárcel, quelle merde!, en fin, esta noche ya no tiene arreglo, ¿no?, me levanto, definitivamente me levanto en un rato si no cojo el sueño, bueno, ¿ya pasó el rato?, que no, que no hay forma de dormir, y lo del baño se está poniendo inevitable, que así no hay quien duerma, ¿voy?, voy, ¿espero?, ¿será leyenda urbana eso de que si te aguantas mucho te vuelve la orina a los riñones y te los destruye?, gracias Doña Manolita, esas enseñanzas positivas, bueno, voy, y de paso miro si he ganado el dichoso disco de Led Zeppelin.
Después de varios días sin contar nada, esta noche me he dedicado a cambiar el diseño del blog. Hay algo que no acaba de convencerme a pesar de ser el quinto diseño que me salió este día interminable, quizás vayan cambiando cosas con los días. Por el momento se quedará así que bastante he sufrido para que funcione en esa estupidez llamada Internet Explorer, por Dios, que cosa más insufrible y más mal hecha, nunca sabe interpretar correctamente el CSS ni el HTML, que se piren con su navegador a otra parte. Menos mal que el Mozilla y sus derivados, como el Firefox, te lo hacen todo como lo pides y a la primera. Voy a probar el nuevo diseño en Linux a ver qué me dice el mundo libre.
En fin, que algo escribiré algún día de estos si tengo otra vez ganas de hacer algo.
Actualización: Con tanto buscar ilustraciones de vegetales y de insectos, se me olvidó que aparte de las plantillas de la página principal y de los comentarios, hay un montón más. ¡Args! lo que me queda. Menudo refrito estoy haciendo con la plantilla del CSS para que se adapte a todo, si funciona es de puro milagro. Por cierto, el mundo libre me dejó ver lo triste que es el sitio con fuente Times a falta de Georgia.
He estado leyendo un post y su comentario, ambos sobre la actividad diaria de dos personas, en el primer caso de un amigo al que conozco bien. Lo que él califica de inactividad crónica, sería para mi un día agitado. Mi vida actualmente está en stand by, mi única actividad «oficial» que impide que me echen de casa es ir a la autoescuela, y no voy. Sinceramente me aburro terriblemente haciendo esos test y leyendo ese manual con fotos de coches de los 70. El caso es que hace falta un poco de disciplina y aguante, pero eso, junto con la paciencia y el interés por cualquier cosa se han ido yendo al carajo los últimos años. Creo que de verdad va siendo hora de econtrar un trabajo, pero pienso que sería contraproducente sin el carnet de conducir. No sé si esto último es la enésima excusa o si lo digo en serio. Hay que hacer algo, ya vale de no ver otro horizonte que la pantalla del PC, hace ya un año que acabé mis ridículos estudios, y es como si en ese momento el Altísimo hubiera puesto la pausa a un mal sitcom, me he quedado atrapado entre los tres muros de mi habitación de cartón piedra con una sonrisa estúpida en la cara.
El horizonte laboral aquí, es tan gris como mi vida (esto no lo arregla ni la primavera más lujuriosa). El caso es que todo el mundo en general me dice que valgo mucho, en cuestiones de diseño, HTML y demás, yo no me lo acabo de creer. Unos me dicen que soy demasiado modesto, incluso un amigo me llamó «el hombre que se ignora a si mismo». No sé qué pensar la verdad, pero supongo que no demuestro mucho utilizando una plantilla predefinida para un blog, pero es que he perdido hasta las ganas de diseñar. A fuerza de rebajar mis espectativas, me he metido en una carretera de sentido único que va derechita a un sitio llamado «Muérete de Asco», tengo que encontrar una salida a otra carretera convencional que me lleve a las alturas de la ilusión de nuevo, mejor, una autovía, que no, que no son las rebajas de enero, una salida a una autopista de diez carriles.
Mi última obsesión hasta la fecha es coleccionar los vinilos originales de Led Zeppelin. Nada raro supongo teniendo en cuenta que son mi grupo favorito. Lo de los vinilos viene después de tener casi todo lo habido y por haber del cuarteto en CD, todo lo oficial, interminables recopilaciones y boxed sets, unos DVD, y una buena cantidad de piratas sobre directos o cortes inéditos que no pasaron el estadio de maqueta o ensayo en el estudio de grabación. Luego llega Internet, y te cansas de bajar cosas (últimamente estoy bastante apático en el tema de bajar). El caso es que un año que pasaba mis vacaciones de verano en Bélgica fui a lo que se conoce en el mundo francófono como una foire aux puces (literalmente: feria de pulgas) que viene a ser una especie de enorme rastro de 2ª mano, vamos, todo el mundo vaciando sus desvanes y llevando trastos viejos. Cosas interesantes las hay, pero como cabe esperar la mayoría no tiene el mas mínimo interés, vajillas destartaladas, cuadros horribles, cristos de porcelana, muebles carcomidos, monedas oxidadas, ropa apolillada, etc. En un puesto, un hombre se deshacía de sus vinilos, y mirando en la pila (junto a un zorro disecado), encontré uno de Led Zeppelin, concretamente Houses of the Holy, no parecía en muy buen estado, pero me hizo ilusión tener un vinilo original del grupo, lo compré, valía 500 francos belgas (unos 12€). Fue un objeto de contemplación durante otro año más. Entonces cada vez que iba a Bélgica volvía con uno, una especie de costumbre freak, así acumulé 6 vinilos de los 10 oficiales de la banda.
La cosa se quedó en un mero pasatiempo del verano, hasta hace poco, que todo cambió cuando me dieron una dirección, sí, eBay, en apenas 2 meses compré lo que me faltaba de la discografía oficial. Pero no bastaba, también compré recopilaciones en vinilo, álbumes promocionales, tiradas limitadas y piratas en vinilo. Ya me he calmado, pero una cosa me sigue corroyendo las entrañas: In Through The Out Door. El último álbum en estudio antes de la muerte de John Bonham y la disolución del grupo. Éste álbum tiene una peculiaridad, tiene seis portadas diferentes, y no sólo eso, originalmente venía envuelto en un sobre marrón de papel que impedía ver la portada, por eso comprarlo siempre era una sorpresa, nunca sabías que portada te iba a tocar. Conseguir las seis portadas con sus correspondientes sobres de papel es toda una hazaña, y en ello estoy. De momento tengo dos, la portada A y la portada B. Si consigo reunir las seis, intentaré no entras nunca más en eBay para no acabar con la poca economía que me queda. De momento entre búsqueda y búsqueda siempre caigo en las zarpas de las ofertas de última hora, de las sugerencias arteras de Mi eBay y de los maliciosos emails de ánimo de la compañía. Y es que no le puedo decir que no a Led Zeppelin.