El Polígono
Ya es primavera en El Polígono de Pumarín. No, no es un polígono industrial, es un barrio, mi barrio. Normalmente cuando le dices a alguien de la ciudad que vives en El Polígono, las conexiones sinápticas de su cerebro hacen una búsqueda relacional, y acaba asociándote con quinquis, drogadictos, hurtos, vandalismo y en general mala fama. Bueno, no puedo negar que esa fama es merecida, al menos en el pasado, las cosas se han calmado de forma considerable, la mayoría de los quinquis famosos están muertos por sobredosis o en la cárcel y las bandas organizadas de delincuentes se desintegraron. Quedan algunos drogadictos y alcohólicos, como en todos los sitios supongo, pero ya no son legión, sobretodo desde que uno de sus lugares favoritos de cónclaves, refugio y compra/venta de sustancias ilegales les fue justamente arrebatado gracias a la presión social de las asociaciones de vecinos. Se trataba de una torre de quince plantas, que se quedó a medio construir, irónicamente iban a ser pisos para la Guardia Civil. Aquella torre, aunténtico polo del mal, envenenaba bastante al barrio, pero como ya digo, se acabó de construir (casi 20 años después), y los pisos, ahora de protección oficial, se sortearon.
La mayoría de El Polígono está formado por torres de 15 pisos, dispersas, con jardines, garajes, aparcamientos y un laberíntico conjunto de calles, parques y carreteras, que para total desmayo y confusión de los foráneos del barrio se llaman todas «Puerto de *» (cambiar el asterisco por algún puerto de montaña: Vegarada, Espina, Ventana, Pontón, Cubilla, etc.). El barrio siempre está lleno de gente que pregunta con cara de perplejidad «¿dónde está la calle puerto de *?». Las pizzas siempre llegan frías, todo el mundo se imagina porqué. El modelo setentero y caótico que inspiró la creación del barrio desde la nada, era el de tener mucha zona verde, aparcamiento abundante y edificios individuales, no cuajó, pero el modelo fue reinterpretado para la formación de otro barrio 30 años después de este: una zona fantasma —un barrio dormitorio— llamado Montevil.
En el colegio, uno tenía que ser despierto y saber correr rápido. Cada vez que se acababan las clases, una nube de desesperados protodelincuentes se acumulaba como por casualidad en los parques públicos que rodeaban al centro. Hasta en la delincuencia de andar por casa se tenía consideración a las mujeres, a ellas nunca las atracaban. Pero nosotros, éramos un blanco perfecto, a pesar de que la experiencia ya te aconsejaba no llevar nada de valor, nada de cadenas, pulseras, anillos, relojes (aparte del Casio digital que valía 995 pesetas), ni nada que pudiese atraer al ojo codicioso del ladronzuelo de turno, siempre se escuchaban a media voz cosas como: «a Fulano le quitaron el jersey», «a Mengano le dieron un puñetazo para quitarle la cadena», «a Zutano le robaron la mochila», etc. Por otro lado, los mismos quinquis tenían que ir al colegio, y siempre te tocaba alguno en clase, alguien que se reía más alto que nadie, alguien que para la incomprensión general no hacía los deberes, alguien que amenzaba y coartaba la convicencia. Lo bueno era que podías entablar cierta amistad con alguno, no eran tan malos como parecían al fin y al cabo, y a pesar de que te arrastraban a sendas peligrosas que daban miedo, tenía una contrapartida, una suerte de salvoconducto para el barrio, si te veían a menudo con ellos, te ignoraban los demás delincuentes. Lo positivo de ser niño era que te lo tomabas todo como venía y te adaptabas a todo, nada de melodramas como hacen (hacemos) los adultos.
Ahora El Polígono es una zona tranquila, la angulosa vida del barrio se ha ido suavizando con el tiempo, y ahora todo pasa con calma. Ya no hay ese miedo a pasearse por la zona de día y a evitarla a todo precio de noche. La gente por fin utiliza los aparcamientos al aire libre sin temor a que el coche desaparezca durante la noche. Ya somos un barrio más de la ciudad.
Escuchando: Robert Plant - The Greatest Gift.
Escrito por Actarus a las Abril 20, 2004 07:26 PM