Después de una cena donde hemos celebrado el próximo compromiso de uno de los amigos de siempre (ha sido "la última cena"), nos hemos ido a tomar una copa. Poco importa el lugar, tan sólo la gente. Los mismos de siempre, gente de la noche, gente que sólo saber ser y estar en la oscuridad, gente que interpreta un papel reinterpretado por ellos mismos, vendiendo basura, vendiendo polvo o incluso nada. Siempre los observo desde la distancia. Siempre felices y siempre sonriendo. Me recuerdan a la felicidad de los payasos.
Poco hemos durado. De vuelta a casa, pasando por uno de los locales nocturnos de mayor afluencia de gente -digamos- madura, uno de mis amigos (llamémosle Marc76) me ha suplicado: "Robert1975, yo no quiero llegar a este local".
Me ha parecido tan sinceramente genial el comentario que me ha hecho recordar que a pesar que van pasando los años para nosotros, seguimos conservando el ideal romántico de encontrar a esa "chica de ayer..."