Ayer cené en casa de unos amigos (para qué dar explicaciones), con varios amigos que hacía tiempo que no veía. La verdad es que me vino genial, hacía tiempo que necesitaba hacer algo distinto, cambiar de aires aunque sólo fuese una noche. Echaba de menos ese tipo de tertulia y ese humor, no digo que no me guste charlar con los colegas de todos los días, pero estaba un poco cansada de tanta política, salvar el mundo y repetir cien veces las cosas que creemos que están mal. Hablamos de auténticas banalidades y a la vez de cosas interesantísimas, de cine, música, el suicidio, bromas pesadas, chistes... nada del otro mundo, lo se, pero me encantó, supongo que porque cuando ves poco a una persona disfrutas más de su compañía e intentas aprovechar al máximo los momentos.
El viaje mental que inicié paralelamente a la cena, me hizo pensar en lo que degeneran las conversaciones, empezamos hablando de la obra de teatro que estrenará pronto uno de ellos y acabamos hablando de lo que nos daba grima, pasando por los temas que ya dije antes y los que no recuerdo. También me di cuenta de que cuando voy a la Pola se me acentúa mucho el bable, aunque no lo fuerzo y eso que normalmente hablo bastante asturiano. Luego me di cuenta de que tengo el poder de estar en el mundo real estando a lo que debo estar y a la vez montandome mi película en la cabeza, quizás por eso me cueste tanto concentrarme, se me va la cabeza demasiado a la ligera y pienso estupideces como las que acabo de escribir, pero bueno, al menos tengo material para el blog :D
Por cierto Nalgas de Azufre, gracias por acogerme y no te quejarás, que no acabé vomitando ni me dolió nada. XD
Escrito por Tirolesa en tanga a las Abril 13, 2004 05:27 PM