Hoy volví a escuchar Flores Raras...
Para mi significa mucho más que una simple canción en un disco acústico.
E irremediablemente, me he puesto más blue.
Y la pregunta es: ¿Por qué Christina siempre me hace daño? ¿Por qué escribe de esa manera que me aniquila, y por qué demonios descubro que la canción menos precisa es mi favorita?
Y esta noche, Flores Raras, esta noche Lo siento. Esta noche de nuevo Paula sin poder dormir, vagando en el espacio y buscando versiones menos solemnes para las mismas viejas canciones.
Que alguien me explique por favor qué diablos me pasa.
Y sí, esas cosas pasan.
Tan natural como entrar a una tienda chilena y ver por todos lados esos afiches de elmo invitándote a comprarlo a él y a todos sus amigos al módico precio de 50 lukones. No tan caro si tan sólo te compras al come galletas y cierras para siempre tu billetera.
Pero claro, cuando yo estoy blue, cuando estoy cansada de tanta lata, de tanto esfuerzo no recompensado; salgo, me trago un helado, me como una hamburguesa y me meto a ver tiendas. Me ovaciono el ego mientras me quedo sin dinero, y sigo y sigo. Subo escaleras mecánicas, me enamoro de unos jeans desgastados que me quedan lindos cuando uso zapatos altos. Me compro chompitas a rayas, blusas rosadas. 3 dvd's de música por 60 soles que te pienso regalar cuando se acerque tu cumpleaños los próximos 3 años, veo edredones y sueño con camas anaranjadas, una almohada vacía y ya demasiado desencanto.
Viro, no pienso, y a la guerra me compro a elmo, a enrique y a beto. Y me acerco a la caja, y me libero de todos mis males. Me voy a empaque y hago que envuelvan cada cosa que he comprado, mis regalos, me peleo con un par de tipas de pelo negro retinto y regreso al carro. Cansada de nuevo, agotada de la rutina que me invade. Pensando qué explicaciones le daré a mi madre, ideando planes para no volver a caer en esto de nuevo y gastar en vano mi dinero. Si al final es lo mismo sentirse un asco, un fiasco.
La primera vez que ocurrió, yo andaba tan stone que casi no me dí cuenta, aunque sí lo había pensado, se me había pasado por la cabeza justamente un segundo antes que ella viniera y me dijera con los ojos más rojos que nadie "eres una pituca de mierda" y luego ocurriera. Y yo, que pensaba que agarrar con la boca amarga era lo peor del mundo, me quedé como que atónita e insegura por primera vez en mi fucking vida, y después ya era el hambre, las ganas de contárselo a alguien y esa cosa extraña que te queda en el subconsciente: culpa, fascinación, un poco de temor. Y la curiosidad de saber si es bueno o malo, andar por ahí jugándome a ser Mariel Hemmingway en Personal Best y luego no creérmela porque por la casa de mi tía existía también este cuero en motocicleta que me dejaba boquiabierta.
Y los días pasaron, las noches vinieron, mi verdadero enamorado decidió que lo mejor era dejarme y yo le dije que claro, que no había pasión, mucho menos amor, y que mejor no seamos ni amigos porque francamente detestaba al tipo en el que se había convertido. Y al fin sola, al fin loca. Hablando y saliendo, escribiendo y sintiendo. Viviendo, 17 años, muy pronto 18 y luego Katie con sus discos de garbage y la marihuana, harta lata, harta codicia y pronto pronto Im only happy when it rains, y comprender que esta pendeja de pelo lacio y negro como su conciencia aparece para confundirme las veces que le da la fucking gana, y jugar a no tomármela en cuenta es como complicarme más la vida. Y mejor pensar stone, oir a shirley manson, cantar, gritar, qué chucha, chapar, agarrar y parar en algún antro de fast food a bajarla a la guerra.Tragar, pasar opiniones y dejar de analizarlo todo, porque ya estoy cansada de sacar conclusiones. Y de nuevo se acabó la hora de almuerzo, se va katie, me quedo yo, viene Grade y mi estúpido jefe preguntando de nuevo "por qué estás con los ojos rojos?" y claro, decir again que tengo sueño, que me entró una pelusa a la cornea, que me pica el cerebro y el cuerpo, y hacerlo creer que todo marcha bien y que esta basura realmente me importa cuando en realidad lo único que quiero es correr al baño, meterme un par de dedos y vomitarlo todo de nuevo, echarme un par de gotas de eyemo y lidiar otra vez con mi vida, aceptar, creer y saber que sólo soy feliz when it's complicated.
Bad, bad song.
Hoy es uno de esos días en los que no hay nada para hacer, no llamadas, no visitas, no reclamos, ni mucho menos gritos que me hagan despertar de este letargo. Nada, un vacío y un espacio. Nada.
He estado todo el día en la computadora trabajando, llenando números largos que significan vidas extrañas, raras y cien por cien desafortunadas. Antes, cuando todo me parecía outstanding, todavía me quedaban las ganas de descubrir nuevas penas ajenas y combatirlas con mi ejército de buen humor. Estaba interesada en lo que hacía, y en lo que vivía, en lo que decía y muchas veces no comprendía. Pero estaba involucrada conmigo y ser Paula me resultaba ventajoso, provechoso, sobre todo cuando el resto me decía que era una chica con muchas cualidades, y sobre todo algo lista, un poquito talentosa, y apenas buenamoza. Punto y aparte.
Nada se necesita más que confiar en una misma, y esa fuerza deja de existir a veces cuando sale el sol en Lima. A mi me funciona así, está shiny happy people, y a mi me pone hiper blue, y de bajón.
Como toda la vida.
Estoy sentada en un escritorio y alrededor hay mil personas que me sonríen, me preguntan ene cosas y me proponen planes para la noche, es virnes, es 24, recién voy a cumplir 19 y come on, girl, let's get out and play.
Y sin embargo... No tengo ganas ni siquiera de terminar de hacer este puto trabajo. Me siento así, en cero. Quiero una chela, quiero una huida, quiero una simple razón para no estar desperdiciando tanto mi vida.
Este juego recién comienza y yo entro en el entretiempo con un marcador en contra. No es irónico.
Ven y cámbiame de lugar, te juro que aquí yo también la estoy pasando realmente mal.
A lo mejor entre tú y yo, podamos encontrar siquiera una solución.
Era una canción rara y este niño viene con todo el valor del mundo a sacarme a bailar cuando nadie más esta bailando. Y yo, Ah??? Pero Bebecito hermoso me sonríe con hoyitos en los cachetitos rasaditos y me dice como si fuera bien natural inaugurar una pista de baile en el rincón más rochoso de una casa llena de familiares. Se burla y dice "No seas rochosa", me jala en la más confianzuda, y yo desarmada totalmente me dejo jalar, llevar, y empezamos a bailar como si las huevas, sin que nos importe que allá nos digan "Buena Paula", "Buena Javi", y que alguno de los dos se rompa la espalda.
Y él baila tan quedito y tan lindo que yo pienso que el chiquito es medio cabro y me asusto de mi facilidad para encontrarle el lado gay a todos los hombres que se me acercan últimamente; pero bailo también, me acerco, él se acerca, me canta con su vocecita de I Love DisneyWorld, esa canción tan rara, y yo sonrío bien pedófila, más depravada que nunca, y canto también, me alucino profesora norteamericana viendole el lado varonil a mi alumnito teen en plena clase de infatuation.
Lo miro de esa manera en la que una mira cuando ya es tarde y ha tomado demasiada agua con cebada, y fumo justamente de esa manera en la que todas fumamos para hacernos más comestibles de lo que pensamos. Y Bebecito hermoso, con sus ojitos oscuros me sonríe más, me agarra de la cintura y me dice que soy recontra linda y yo espero que su manera de besar sea mil veces mejor que su manera de afanar, pero me río en buena, en relax total, diciendo sin decir, tú no estás tan mal. Y baila, bailo, nos miran por allá y qué importa, seguimos apenas y me pregunta qué hago por la vida, qué estudio, qué pienso, qué respiro y me digo que es lindo porque se le nota interasado, quiere saber de mi vida y ya por eso es más que perfecto; y le comento que estudio antro, que ya trabajo, que soy libra y ya se viene mi santo. Y él abre los ojos -gigantescos y color café- como nos gustan a las mujeres de ojos de color raro, y yo alucino que me preguntará si lo invitaré a mi santo y Sí, Bebecito hermoso, estás muy invitado. Bailarás, te presentaré a mi mamá, a mi hermano, en un par de semanas más serás mi enamorado, mi novio, mi fiance, mi esposo y luego tendremos 2 hijas lindas que se parecerán irremediablemente a ti y pensarán como alguien más excepto como nosotros dos... y te prometo que seremos felices para siempre pero sigue mirándome de estaa friking manera.
Y él abre su boquita perfecta y dice "cuando salga del colegio quiero ser ingeniero" y plop, murió el deseo. Acabó la canción, y mejor te arrancas chibolo, porque hasta allí llegó mi alucinación de amor.
Y regreso a mi sitio en la más desubicada pensando que esto de chupar con los amigos de tu prima menor termina siempre poniendo en tela de juicio ciertas convicciones.
Hoy mi prima cumple 17 años, 17. Cómo pasa el tiempo. Hace unos 5 todavía le gustaba que le regalen toda la infinidad de "barbiedades" que vendían por todas partes. Y ahora, yo llamo para saludarla y lo primero que dice es que apenas salga de la universidad corra a su casa para "empezarla" temprano.
Después de todo ya tiene 17 años, en menos de un mes yo cumpliré 19 y no me quedará otra más que pensar "...qué viejas estamos".
Mi mamá lo cura todo, esas fiebres malas que te pescan cuando juegas demasiado rato a mojarte con la manguera en el patio de la casa, ese dolor de panza que te ataca cada vez que llegas de tragarte un súper taco y esa salchipapa con demasiada salsa tártara, la sacada de mierda que te diste en la pista con la bicicleta nueva... y la alergia que siempre molesta, los mocos, el dolor de cabeza, y no camines sin zapatos, no comas eso que debe estar pasado, no tomes cosas heladas que son las 3 de la mañana, y termínate esa comida, toma vitaminas, no tires por el caño el batido de veterraga que tú misma te estás haciendo un daño. Órdenes y más sugerencias que retumban en toda la casa.
Ella lo cura todo, desde hace más de 29 años. Pero hoy paró la guardia y se quedó en cama. Con 39 de fiebre y esas ganas de querer levantarse olvidarse del malestar y del problema. Le duele la cabeza, tiene flojera hasta de respirar y lo único que le provocaría es meterse un buen baño de agua fría. Siempre lo sabe todo para curar, pero ahora se le olvidarón de hachazo las lecciones básicas de la Cayetano. Dice que está bien, pero cada que intenta levantarse de la cama se agota y piensa que mejor se queda allí por pura flojera y no porque esté enferma. Enternece cuando miente y enmela cuando se engríe; pide que por nada del mundo le vayamos a dar sopa, y que le preparemos un baño tibio para después de almuerzo. Y yo, que soy la encargada de la situación, me transformo en todo aquello que debo ser y le prohíbo por enésima vez el baño, su bendita costumbre de andar sin zapatos sólo porque su piso es alfombrado, le niego las ventanas abiertas, el capricho de ceviche sólo de pescado. Y bajo a la cocina renegando, hago el intento de preparar una sopa bastante asquerosa y pienso que esto de cuidar a uno de nuestros hijos no está tan mal después de todo y me río, llego a la conclusión que sólo se requiere un poco más de ánimo y bastante amor.
Y bueno, los precios están en soles y yo cobré en dólares. Poco, mucho menos de lo que había planeado, y gasté más de lo que me había planificado.
A veces pienso que compro puras huevadas y al final ni me las pongo, aunque es divertido entrar y probarse todo lo que cuelga del closet y luego luego treparme en unos jeans viejos, un par de sandalias de taco y la blusa esa que tu mamá critica porque dice que es muy chica, y no comprende que es la única manera de resaltar las tetas.
Mamá y BigBro miran y censuran todo lo que visto, si me ajusta el culo, si enseño las pecas de aquí que no debería de enseñar, si parezco una piraña con esa polera tan grande y el blue jean arrastrando y asqueroso por abajo. Nada los satisface, y yo bastantes puntos suspensivos y uno aparte.
Calata a lo mejor ni digan nada. Saldría y correría cual demente y apuesto que nadie me perseguiría. Después de todo, aquí, en las esquinas, todo el mundo sigue, hace y opina, lo que la gran mayoría acepta, decreta o acribilla.
What a shame...
Estaba mirándome al espejo mucho rato y me pinté mal el ojo izquierdo, y de allí todo fue de peor en worst. Me dibujé la boca que siempre quise tener, las cejas que añoro, y quedé verdaderamente auténtica. Y dirán los más osados, ¿auténtica como un payaso? Y ciertamente sí, porque no hay nada más auténtico que las ganas de sentirme un saco lleno de hipocresía.
Bla. Demasiado mocacchino "sin splenda" en mi diminuta cabeza.
Empezó el finde, es juergues! y si quieren les invito una chela a los que me busquen con su disfráz de mantaraya.
Preguntándomelo, yo misma a mi misma. Hay ciertas cosas que no sé comprender, ciertas decisiones que no comprendo y que tomo, ciertos actos que no apruebo pero desempeño. Y en medio un nudo de confuisones y hartas ganas de no querer saber nada de nadie, ni de mi misma, mucho menos de los demás. Y ser egoísta no es lo mejor que me pueda pasar, y a veces me pongo en el plan de "vamos a salvar tu vida" y ni siquiera te pido explicaciones, ni permisos, ni te exijo que me des las gracias, pero tampoco acepto que soy todo un caos.
A veces me afianzo a gente que no es la indicada y sólo espero que en el camino pueda convertirlos a fuerza de costumbre en lo que yo deseo. Y ocurre muchas veces porque tengo suerte, y el chico lindo con el cabello ondulado llama todos los días a mi casa y pregunta si puedo ser su pareja de promoción y me compra la orquidea turquesa perfecta para que haga juego con el color de mi vestido y combine con mi pelo. Y luego rutina, un beso, otro beso, sexo que empieza, sexo que se fomenta, y otras caras en su vida y en la mía.
Y la universidad aparece y todos son más grandes y débiles, y escriben poemas, y escriben cuentos, y creen que valen la pena, y sueñan con ser intelectuales, y lo único que me provocan es risa y verguenza de que no vean la realidad y tengo que demostrarles en sus propias caras que son unos patéticos de mierda y que me dan pena y a la vez ternura, porque nadie puede ser tan ingenuo y carecer de tanto talento, pero el peor de todos viene, me besa, me dice cosas en la oreja y otra vez tú allí, yo al medio, y nunca the right combination. Y ese chico malo descubre que me quiere, y yo descubro que es un mediocre que juega a escribir peor de lo que escribe y tengo que irme.
Deseos van, deseos vienen, y unas caras se detienen, los ideales no me gustan y los torturados me apasionan demasiado. Y no comprendo, porque cada vez que trato de acertar y lanzar la flecha a alguien con quien verdaderamente debería estar, el tiro me sale chueco y la flecha se le clava al peor de los candidatos y ni siquiera me niego a creerlo.
El problema soy yo, mi campo de selección y las jodidas ganas de arreglarle la vida a un perdedor.
PD: NO GENERALIZO, HABLO DE MI "CAMPO DE SELCCIÓN", MÍO Y MUY REDUCIDO
P y P juntos parecen una linda pareja, se quieren, se miman, se miran y juegan a confundir a todo el mundo, dice P "mi amor" cuando quiere, y P responde "mi vida" demasiadas veces. Juegan a que son y no son, bailan y se besan de vez en cuando pero sin mucho morbo, sólo ese roce de su labio con tu labio y caricias por una cara identificable, pero contagian la sensación de ser parte el uno del otro.
Están, caminan, miran, cantan, se dicen, secretean. Se vuelven a mirar. Y en una de esas sonrisas perdidas, regadas por uno sin darse siquiera cuenta. P descubre que a lo mejor sí es amor todo este juego, que a lo mejor sí te quiero, que a lo mejor sí me estoy interesando. Y P también reconoce que siente ganas de querer ser como el resto. Y hay tanta gente alrededor, y tanto alcohol, que se besan diferente y se contagian algo más que diversión, un poco más de confusión para ellos, y una pizca de certeza para los terceros que opinan que P y P son la mejor mezcla, la mejor pareja.
Pero son muy similares, ¿te diste cuenta? Demasiado iguales, pero no importa, porque es bueno, guapo, atento y más inteligente que el resto. Y pasa mucho tiempo, suficientes horas para que P analice, que P es tan parecido a ella que casi puede reconocerse en ciertas actitudes, en ciertas palabras, en esas risas, en la forma como toma el mismo mocacchino con splenda.
Y ata cabos, y revisa sus notas, y saca cuentas, suma, resta, divide y se da cuenta. "Son demasiado iguales", al fin te diste cuenta.
Y no era tan cierto que P con P podían ser una buena mezcla, mucho menos la mejor pareja.
He dormido sólo 3 horas, lo juro. Desde que pude cerrar los ojos a las 4 y pico de la mañana, hasta que el maldito celular sonó a las 7 en punto. Dijeron, ¿Paula? y yo... Parálisis mental, física y orgánica. En nada. Dijeron, Hoy prácticas, Hoy Grade, Hoy cevichón y 3 chelas más, Hoy sacar entradas para Perú Ja Ja, y mi hígado pensaba que No, que No, que No. Chelas No! Carlin y ese par de desconocidos en el teatro PEOR NO! como si fuera algo relevante en mi existencia, como si necesitara socializar más de la cuenta. No!
Y Despierta, Despierta. Cerebro Despierta. Pero algunas mañanas soy Pinky y no quiero pensar más de la cuenta. Algunas mañanas cierro todos los sentidos y ya me alucino que soy una quinceañera sin problemas, pensar que debo ir al colegio el lunes, que no he hecho 3 tareas, que no me están creciendo mucho las tetas. Pensar, pensar, pensar idioteces y nunca crecer ni preocuparme, sólo ser. Pero ahora no, es sábado y tengo que sumergirme en mi mundo de semi-adulta, con intereses de adulta, con responsabilidades de adulta, e ideas y acciones de niña incoherente.
Sólo tengo sueño, pereza, cansancio. No quisiera quejarme más de la vida, pero no me queda otra. Todo siempre es lo mismo, y apatía sobra en esta esquina.
Estoy con nauseas, y eso me lleva a colación que hoy (como otro ciento de veces) voy a prometer que nunca más en mi fucking vida vuelvo a tomar tequila.
Mi hermano se ve tan lindo y tan inocente cuando maneja y a su lado se sienta su papá. Nunca acelera más de 60 y conversa con el volumen de la radio muy bajo. Como quien tiene miedo a no pasar la prueba o a ser descartado de la lista de espera.
Ya deja de ser el todo poderoso y el sabelo todo, y se convierte en un niño de 11 años intercambiando secretos masculinos nada macabros. Se ríe, se ríe como nunca suele hacerlo y suspira cada cierto tiempo.
Dice que las cosas le están marchando bien, que se compró el departamento a muy buen precio y que la vida no le está resultando tan extraña como sus otros compañeros de promoción casados se lo habían vaticinado. Además escucha de boca de su papá que las cosas por allá donde está, le están yendo bien, que cuando quiera puede darse una vuelta y seguramente se le hincha mucho el pecho cuando presiente que le dirán que su padre y medio planeta estamos orgullosos del ser humano en el que se ha convertido con el paso de los años. Pregunta sobre inversiones, habla de política armamentista y decide un buen restaurante para cenar que nos termine de convencer a todos, a su papá, a nuestra mamá, a su esposa de porcelana, y a mi, su babeante hermana que no puede dejar de buscarle los ojos por el espejo retrovisor para sacarle la lengua y disfrutar de sus minutos de muchacho indefenso, de hombre completo y de hermano modelo.
Me ve, me río, se ríe. Y de pronto se da cuenta de por qué no quise irme en el otro carro, y me vine aquí atrás escuchándolo narrar con infantíl nostálgia todas esas historias que su papá no vió cuando no estuvo, y que yo me sé de memoria. Se percata del por qué lo adoro y del por qué lo seguiré queriendo con esta fuerza tan increible que me hace detestarlo a veces e imitarlo otro buen ciento de ocasiones. Me mira de nuevo y me saca la lengua, y me hace comprender también el por qué me retribuye los besos volados delante de tanta gente, el por qué me carga cada vez que me abraza, y el por qué le puso mi nombre a su primera hijita. Y sigue hablando de sus cosas de hombres, y yo me quedo atrás absorviéndolo todo, planteándome preguntas estúpidas para resolver más tarde en mi cama, y pensando que yo también querré algún día que uno de mis hijos se llame Francisco.
Puta que soy un asco de cursi.
Ha sido más de una semana para mí. Más de un montón de horas durmiendo en una cama ajena, y más vacío del que supuse. Tantísimo tiempo desperdiciado que he tenido en las manos, y pleitos, más pleitos, una que otra pelea fiera.
Hoy, después de tanto ir y venir y demasiado capricho, Francisco me regresó a mi casa y no me dijo absolutamente nada. Si hice bien, si hago mal, si seguiré echando a perder las cosas que nos ha tomado tanto tiempo encaminar. Y yo... yo con la boca siempre cerrada y ya casi nada de orgullo, ni enojo, ni nada. He vuelto a mi espacio, he mirado a mi perro más horas de las necesarias y me tragué todos los residuos que quedaban en el refrigerador como muestra de que estando aquí es la única manera en la que puedo volver a ser yo. Mala, buena, engreída, estúpida, psicópata, testaruda, orgullosa, caprichosa, demasiado cínica a veces y la mayoría muy irresponsable.
Me dormí un par de horas desacostumbradas en mi cama tan fría, y me dije que cuando despierte, esta vez, lo haría todo diferente.
Y ahora...
Sigo siendo yo, el mismo reflejo en el espejo de mi baño, mi mismo pelo enmarañado. Mis mismas ideas sueltas, las ganas de volver a bañarme con la música a todo volumen y sobre todo el mismo desconcierto de saber que mis impulsos son siempre incorrectos.
He vuelto a mi espacio, sin decir nada, sin suponer nada. Sólo esperando que sean las 8 y mi mamá regresé a la casa para decirle de una vez por todas que la de error siempre fui yo.