No es que tenga ganas, pero igual me molesta, me revienta que no me dejen usar el messenger porque según el supervisor, nosotros no venimos a huevear sino a trabajar. Y yo???
Me chocan las prohibiciones, esa clase de negaciones y los retos. Acaso no se dan cuenta que cierta parte la humanidad que no ha madurado aún funcionamos bajo la psicología del desquite? Si me dices No, yo te hago Sí, y a lo mejor también te hago Ya!. Pero el hecho es ese. No me gusta que me digan qué hacer, qué no hacer, ni mucho menos que me recorten los privilegios. Y dice mi hermano que el problema es que soy tremenda idiota y no comprendo que ya tengo 18 años (con DNI escondido en la mochila) y me sigo figurando que puedo romper las lunas a pelotazos sólo porque mi abuela dijo que no juege dentro de la casa. Pero qué más da.
Mi crisis de hoy es que son un 1/4 pasadas las 3, y no me dejan entrar al mess. No he almorzado, no me dormido bien, me he tirado mis dos clases de la mañana por andar narrando mi viajecito insulso en la cafeta de artes, y ahora, que me faltan un buen par de horas para salir de aquí, me han entrado ganas de descargarme por décimo cuarta vez el mess.
¿Qué me pasa?