Estoy cedada o simplemente still ebria. Una de las dos cosas debe ser, porque la pesadez es reconocible. No sé qué hago despierta a estas horas. Sintiendo que debo sacarme el cerebro con una pinza y apretarlo para caiga todo, ideas, sentimientos, razones y alcohol.
Estoy ampliamente confundida esta mañana. No sé qué sentir y es que siempre hay personas que se me inyectan en las venas sin pedir permiso. Y sin autorización también exigen su cuota de atención y respeto. Nunca más cariño, eso sí. Pero tampoco soy de las cumplen lo que prometen. Ya lo saben. Sé que es malo, pero así soy yo. Por eso lo aviso antes, me detengo unos minutos ante tus ojos y te digo "Nunca cumplo lo que prometo, te advierto" y después que me piden que jure que no cambiaré, pronuncio "Te lo prometo". Hay que entender la ironía de la situación y no ir por el mundo creyéndosela. Al menos no a Paula H. Porque yo hace tiempo que lo dejé en claro.
Ayer se me clavó un idea dura en la cabeza. Tengo que dejar de ser como el resto para empezar a ser Yo. En un mundo loco, yo puedo ser quizá la más cuerda del manicomio. Desde hoy, hágase mi voluntad según tu palabra, su palabra. Todo el mundo escogera caminos más fáciles que los que yo elijo. Y seguramente no terminaré extrañándome. Porque estoy cedada y te lo prometo.