De repente esa es la explicación para tantas interrogantes que se quedaron en el aire esta mañana. Con los ojos abiertos desde haca muchisimo tiempo. Después de todo nunca me gustó resolver exámenes psicológicos.
¿Por qué funcionaremos así? O por lo menos ¿Por qué tengo que funcionar de ésta manera? Cuando más busco explicaciones menos consigo comprenderme.
Hoy estuve tirada en la alfombra de una casa ajena tratando de evitar temas complicados, y no dejaba de pensar en eso: A veces cuando más me necesito, pongo inmejorable empeño para darme la espalda, lo malo es que también funciona contra terceros. No sé por qué soy así. Pero tampoco es que quiera resolverme el misterio y llegar al meollo de mi locura, eso me da aún más miedo. Tal vez esta es la razón por la que nunca limpio debajo de mi cama, para no tener que encontrarme con la otra Paula que perdí hace un par de años al entrar intempestibamente a la adolescencia.
De todas formas no siento arrepentimiento, no me embarga ese pesar maléfico que me recubre las ideas cada vez que digo alguna estupidez y destrozo todas las esperanzas que los nobles ponen sobre mi. Ahora sólo hay un vacío inexplicable y más flojera que empeño por remediar la situación. Aquí radica mi angustia.
Cada día siento que mis diferencias con el mundo se acentúan más y ya falta poco para que no pueda reconocerme en ningún espejo. Sin embargo no quiero, pero me cuesta hacer algo al respecto. Como siempre que me pierdo en estas cuestiones, llego a la conclusión esporádica de que yo jamás tengo la razón. Recién ahora recapacito.
Las ganas que le eché para largarme me faltaron para decirle que lo quiero. Pero esa es ya otra parte de mi historia.
todos siempre tenemos epocas en la vda en las k andamos perdidos, pero eso nada, deberias sackar por los pelos a paula de debajo de la cma, y decirle k hay una nueva k la sustituye.
Opinó :::.. anonimo