Marzo| 6
Desempolvando viejos sueños
Nuestras ganas subían y la marea también, invitando a nuestros cuerpos desnudos a sumergirse en la sensualidad de su movimiento. Así lo hicimos y el mar se hizo dulce a fuerza de risas, besos y caricias. La marea llegó a lo más alto y nuestros cuerpos al límite del deseo. Tu cuerpo reclamaba el mío, el mío no soportaba un segundo más sin ti.
(...)
Una y otra vez, una y otra vez sintiendo el vaivén de tu cuerpo húmedo sobre el mío, una y otra vez sintiendo las oleadas de ese mar de placer. Una y otra vez, el movimiento de nuestras de caderas. Una y otra vez encendiéndome por dentro. Una y otra vez mis piernas temblando alrededor de tu espalda. Una y otra vez mis pechos llenos de tu boca. Una y otra vez gimiendo en tu oído. Una y otra vez. Una y otra vez. Una y otra vez. Sí, una y otra vez... haciéndome volar, derramándote en mí. Inundándome de ti.
Dios... cómo te amo.
...Nada, continúan los efectos de un encuentro lejano, un encuentro que no es tal... pero más que eso es lo mucho que te amo, lo mucho que te necesito, lo mucho que te extraño, lo mucho que sueño despierta para contrarrestar la realidad de tu ausencia...
