Hay veces que guardaría la amistad en un tarrito, lo metería en la nevera, y lo sacaría para mirarlo un poco, para cuando se fuese a descongelar, volverlo a guardar y que durase toda la vida...
Cuando la vives intensamente no tiene fecha de caducidad, pero hay veces, que te das cuenta, que de repente tu amistad se muere, peor aún han empezado ha salirle pequeños bichos que se mueven y se la han comido...
Es cuando miras las viejas fotos, recuerdas los buenos momentos (y los malos de los que has salido), e intentas darle un empujón, le quitas la capa de moho que la recubre y descubres que sigue allí, queda algo, pero, puede volver a revivir, y alimentarte de nuevo... o acabar para siempre en la basura.