Todo es posible en la Eternidad
Llantos infinitos
Ahora está soñando.
Por fin recuerda.
Un pacto con ella misma.
Hastío, dolor, vacío.
No encuentra lógica en seguir existiendo.
No es ella.
No tiene importancia, no soy Yo.
Hace un rato me senté y empecé a soñar.
Voy a despertar.
Y despierta.
Abre los ojos, la oscuridad la envuelve.
Apenas puede moverse.
Siente un tejido suave contra su piel, alza los brazos y chocan contra algo, parece madera.
Mal momento para despertar.
A lo lejos oye gemidos entremezclados con risas desesperadas, carcajadas de almas desquiciadas, llantos infinitos.
Escuchas horror 6
El caos es el vacío que dejamos tras nosotros, quedando solo en el recuerdo el silencio y la soledad...
He visto como se me escurrían mis sueños por entre las yemas de los dedos, uno tras otro, han ido cayendo, deslizándose sin poderlos atrapar, me he quedado mirando las palmas vacías, viendo como los últimos, los más brillantes y prometedores, desaparecían sin remedio.
He cerrado los puños, con rabia, y les he gritado que no me abandonaran, que me dieran otra oportunidad de creer, pero ya era demasiado tarde, y solo he conseguido clavarme las uñas en la palma de la mano, para que la rabia, la desesperación y el dolor me hicieran romper a llorar.
Han empezado siendo lágrimas silenciosas, que han caído rápidas, una por cada lado, ansiosas por alejarse de mi.
Siempre he odiado a la gente-sin-sueño y a las miradas-sin-ilusión y he aborrecido a las personas-que-se-compadecen-de-si-mismas, y eso, unido al frío que han dejado los dos surcos vacíos en mis mejillas, me ha hecho estallar en sollozos.
Llanto silencioso se ha convertido en respirar ahogado, que, cuanto más oía más me ahogaba, y así me he quedado, tapándome la cara con las manos vacías de sueños, callando gritos y obligándome a respirar tranquila, porque la ansiedad acecha en estos momentos y no voy a permitir que vuelva.
Ame
Escuchas everything i do
Todo aquí es un juego, un juego triste cruel y hasta doloroso, no hay día, no existe el tiempo, solo espacios
El canto de un búho le hizo dar un sobresalto y un paso hacia atrás.
Su cuerpo chocó contra algo duro y frío.
Se giró y a pesar de la oscuridad, vio perfectamente un ángel de mármol, que extendía sus brazos y alas al cielo dando la sensación de que en cualquier momento se iba a echar a volar.
Sin embargo, a pesar de que el escultor había intentado darle una cara dulce e inocente, la mirada fija y fría de la piedra le daba un aire misterioso y endemoniado.
No se alejó, sino que se agachó a mirar el pedestal sobre el que se encontraba la figura, donde había un grabado con algún nombre y una fecha.
Mas el paso del tiempo había borrado la inscripción y era imposible leerla.
Pasó al lado del ángel dejándolo atrás y miró al frente.
Ante ella se extendía un cementerio abandonado, lleno de figuras y crucifijos de todos los tamaños.
La hierba, las flores silvestres y las enredaderas habían invadido el lugar, creciendo aquí y allá, sin orden ni concierto, cubriendo las lápidas e impidiendo averiguar de quién eran, llevándolas al anonimato.
Caminó entre las tumbas, de puntillas, como si el andar de prisa o pisando con firmeza la hierba, fuese a estorbar el descanso de los muertos.
Observó cada una de las figuras con las que topaba, atentamente, igual que si se encontrase en un museo de esculturas.
Escuchas horror 8
Nacemos llorando, luego descubrimos el porqué
Las ruinas, el paso del tiempo, y, ante todo, los arcángeles imperiales que guardan nuestros camposantos.
Ellos son una de las obras de arte más sublimes: son el último homenaje, la descarnada belleza de estos seres inmortales conmueve a los visitantes del cementerio.
Ellos, con su trágica máscara de llanto, nos recuerda lo finita que es la vida, que el hombre es un ser de dolor, y que la belleza y el arte son sus únicas aspiraciones a la inmortalidad.