Fácil es buscar.
Envueltos en la noche con su indescriptible encanto lleno de magia, eliminando cualquier temor y controlando las ansias de la adicción que a pesar de ello se han convertido en nuestra existencia, vagamos por las calles en busca de la droga natural, mientras la brisa nos moja la cara y la niebla nos abre paso, seguimos pues en busca de una víctima recorríamos un puente que parecía desértico de vida, mas al caminar una figura vestida de seda en color blanco nos mostró lo contrario, nos acercamos lentamente sin dejar ver nuestro propósito y al llegar a ella empezaste a platicar después de un rato accedió a acompañarnos; luego al pasar por una calle oscura y totalmente en calma, donde solo se oían sus risas, la sujetaste fuerte con tus brazos y le robaste un beso, mientras la tomabas en aquella calle oscura a veces levantabas la mirada para que se encontrara con la mía, me senté cerca de la banqueta hasta que un grito quedo suspendido entre la niebla y el viento agitado, después escuche mi nombre, que fue pronunciado por tus labios y tu voz que entra a mis oídos como un extraño narcótico que me produce escalofríos, acudí a tu llamada titubeando, observe lentamente los mares de sangre que brotaban de su cuerpo, atónita aun, guarde su mirada congelada en mi mente, mirada fundida entre el deseo, el pecado y la misma muerte, volvieron a pronunciar mi nombre para que saciara mis ansias y así lo hice, y así lo hicimos hasta que le arrancamos la ultima gota de vida.
LUZ ELORZA