6 de la tarde, pleno paseo marítimo. Un par de baños a mi sobrino, y se lo suben al paseo para darle la merienda. A mi alrededor, poca gente. Unos cuantos afortunados en esta tarde de entresemana de junio en este rinconcito de playa.
La arena no es la mejor, ni mucho menos; el agua podría estar más limpia y con menos piedras, pero está clarita y serena, y yo, tumbada en mi toalla con medio cuerpo fuera y la cabeza apoyada en mi aún matojo de pelo sintiendo el calorcillo del atardecer en mi espalda, soy feliz.
Hoy no importan los 3 kilos que he cogido, ni los pelitos que ya han salido a menos de una semana de depilación.
Nada es perfecto, tampoco yo, no importa que las gotas saladas emborronen lo que escribo, porque he salido a cambiar un pantalón que no he podido cambiar, y a comprar un bolso negro para la playa, que no había y tuvo que ser gris, entré por mirar a una tienda y he salido con una camiseta y calcetines hasta el tobillo para mis cada vez menos hinchados tobillos, y estoy aquí tumbada escribiendo esto mientras me llaman para que suba.
Podía haber estado más tiempo en la playa (sólo fue un rato), podía haberme amargado por cualquier cosa sin importancia (el pantalón, el bolso, que los bikinis que me probé me quedaban fatal), podría haber fallado muchas cosas, podría haberme "dado cuenta" que sólo bajé porque iba acompañada por mi madre y luego se nos unieron mi hermana y mi sobrino... Tantas cosas...
Pero no fue así. Simplemente lo acepté, y fue genial. (02/06/04)
Esa tarde también vi a mi mejor (única) amiga, y quedé para ir a la playa con ella y la hermana en su día libre. Ese día no fue tan perfecto: allí estaba yo, junto a las dos hermanas que son todo lo que me gustaría ser y no soy, todo lo que quisiera tener y no tengo, pensando en ello, dándole vueltas a todo, en vez de disfrutar de una de las cosas que más me gustan, la playa.
No lo pasé tan bien, aunque debo decir que tampoco estuvo mal, pero me dio la neura y pasé de ir a comer con ellas y después de compras.
No sé. Si no estuviera tan preocupada por ciertas cosas que no tienen arreglo, y simplemente las aceptara de una vez, habría disfrutado más de ese día.
El próximo jueves lo volveré a intentar (espero), y prometo contarlo aquí, y no tardar tanto como esta vez, aunque de seguro no lo escribiré allí en mi cuaderno, y probablemente no recuerde (quiera recordar) lo que pensaba y sentía en ese momento. Veremos.