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Esta noche A., mi compañera de piso alemana, ha estado haciendo limpieza de su cuarto. Me ha mostrado una pila de CD-ROMs con la versión escaneada de las decenas de carretes de fotos que ha hecho en su estancia en España. Los he cogido, mirando uno a uno para copiar en mi disco duro las fotos que me parecían interesantes. Algunas de ellas eran previas a su llegada a España, y mostraban esos típicos encuentros de gente joven en los que se queda para cenar alguna receta exótica acompañada de vino, y luego charlar, escuchando música comercial relajada. Algo que parece normal a priori, pero teniendo en cuenta que los españoles no nos independizamos hasta los treinta, ver a veintañeros comportarse en su tiempo como funcionarios satisfechos es chocante.
Ver todas aquellas fotos ha sido como meterse en la vida de otras personas. Momentos congelados que te permiten leer esas otras vidas. Y yo sigo dándole vueltas a la cabeza, qué es a lo que puedo aspirar en esta vida. Porque sigo sin imaginarme a mí mismo con una dedicación de lunes a viernes hasta el día de mi jubilación, viviendo en un piso al que ir decorando poco a poco y disfrutando de un tiempo libre en el que hacer todo eso que se espera de un joven urbano: Ir al evento cultural del momento para tener de qué hablar en el trabajo y aprender a preparar la pasta de alguna forma exótica.
Ya he hablado de esto antes, como si los demás se hubieran plantado en algún momento, y yo en cambio siguiera la partida esperando más. Y la pregunta es qué más puedo esperar. Qué más está por venir, qué más puedo lograr. A lo mejor el idiota soy yo, que no ha tratado de asegurar nada en su vida. A lo mejor seguir este camino sólo lleva a un colosal fiasco. Todo esto es la gran pregunta. Porque tarde o temprano tendré que plantearme si realmento quiero irme lejos de aquí, a algún país remoto y subdesarrolado a darme de tortas con la realidad y ver cómo todo aquello en lo que creía se va al carajo. O en cambio, está la opción de quedarme aquí porque crea que realmente puedo ser de alguna utilidad, mi existencia pueda alcanzar alguna trasncendencia y en definitiva pueda ser feliz.