V. se ha marchado de Madrid de vacaciones. Me mandó un SMS la semana pasada, que no contesté. Y lleva un par de días llamándome. He rechazado sus llamadas. Hoy simplemente dejó sonar el móvil una vez. Una llamada perdida.
Desde finales de abril tomé la decisión de romper todo contacto con ella. Consiguió que me sintiera estúpido, siempre recibiendo excusas para no quedar. Como le conté una vez a A., empecé a sospechar de que a cada intento mío de quedar con ella su propuesta fuera siempre ir al concierto en la Fundación Juan March los sábados por la mañana. Era, supongo, una forma de estar juntos pero tenerme con la boca cerrada hora y cuarto. Luego dábamos un breve paseo, y de allí cada uno a su casa, porque se acercaba la hora de almorzar.
Casualmente tomó la iniciativa para vernos y de paso pedirme un favor la semana que N., mi amiga eslovena, estuvo en Madrid. Lo que me tocó mucho las narices fue que su excusa más socorrida para no quedar fuese que tuviera de invitada a una amiga en Madrid. Supongo que soy muy impresentable, o muy incompatible con sus amigas. Y justo cuando yo le presenté a N. me propuso que saliéramos los tres para así ella practicar su inglés. El día que quedamos, ¡casualmente!, a última hora recordó que ya había quedado con unos compañeros de clase, pero no olvidó recordarme que esperaba de mí que le hiciera el favor que necesitaba. Creo que todavía debe andar esperando mi respuesta.
No creo que sea casual que no haya dado señales de vida en todo este tiempo. Quizás entendió a la primera mi silencio. Y quizás mi actitud sea infantil. Pero hay momentos en que el orgullo se eleva sobre cualquier cosa, y empiezas a sentirte harto de ser un pringao al que la gente le toma el pelo.
Escrito por Lobo a las Julio 14, 2004 08:26 PMDe esta gente hay que huir como de la peste. Claro que es fácil decirlo, yo he caido con las cinco patas y me ha costado lo indecible tomar la misma decisión aún sabiendo lo mismo que tu.
Escrito por Ethan a las Julio 15, 2004 12:18 AM