Julio 05, 2004

Connecting people

El viernes, al salir del trabajo F., que es el único chico junto conmigo del grupo que hemos entrado como nuevos, me propuso que lo acompañara a una fiesta. Apenas dos semanas de trabajo, y entre que somos los dos únicos chicos y que hay una cierta afinidad me vi siendo bienvenido por dos argentinos envueltos en una sábana a modo de toga en una casa a oscuras. A parte de la música funk, estaban los elementos de siempre: Alcohol, porros y un total desprecio por el descanso de los vecinos. A las 2:45 de la madrugada apareció la Policía Local y la fiesta terminó.

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Como siempre, a los diez minutos de estar en la fiesta y darme cuenta que aquello era como una discoteca (imposible mantener una conversación, sensación incómoda por estar quieto mientras todo el mundo baila a mi alrededor) me preguntaba cómo es que siempre siento la ilusión de que por una vez va a ser diferente, que lo voy a pasar bien y conocer gente interesante. Y aunque pase siempre,nunca pierdo esa especie de ingenuidad y de inocencia.

Todo es cuestión de suerte y azar como ya he dicho. Pasaron meses en el máster, y allí con poca gente me sentí realmente a gusto. Y aquí en dos semanas alguien ya me ha propuesto salir. Cosas de la vida.

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Ahora que tengo cámara digital, estampas de la vida cotidiana.

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Aquí se ve a mis compañeras de trabajo (de la misma hornada que yo) en el descanso de 20 minutos que tenemos a las 18:00. Entonces, casi todos salimos al exterior del edificio y la mayoría se vuelca como posesos con su móvil mientras zampan chucherías y refrescos sacados de las máquinas.

Escrito por Lobo a las Julio 5, 2004 11:46 PM