Julio 04, 2004

¿Y yo qué digo?

Comentado una serie de TV con M. le señalaba un día algo que me había hecho gracia, y que implicaba la relación entre una madre y una hija. Ella lo había encontrado igualmente gracioso, pero en seguida añadió que yo no podía entender del todo aquella escena de la serie porque al fin y al cabo, era un hombre. Sus ideas feministas se suscriben a lo que se ha venido en llamar el "feminismo de la diferencia". Y que ahora, que no creo que ninguna feminista me lee puedo explicar de forma simplista que es el reverso del machismo: La creencia que nuestro sexo, determinado por los cromosomas, implica una serie de características personales, habilidades y visiones del mundo, etc. Sobra decir que para esta corriente feminista, las cualidades que adornan a las mujeres son muy positivas: Intuitivas, inteligentes, sensibles... Mientras a los hombres nos ha tocado ser un atajo de palurdos violentos y agresivos.

El día que M. quiso despedirse de mí antes de venir a Madrid definitivamente, el pasado octubre, nos dimos un último abrazo. Fue un abrazo débil, sin demasadio ímpetu. Según ella, prefería mantener las distancias con los chicos, ya que todos no aspiramos a otra cosa que no sea irnos a la cama con ellas. Y eso en el mejor de los casos. Según ella todos los hombres albergábamos el deseo de violarla. Toda relación sexual entre un hombre y una mujer es en el fondo una violación. Todo coito no es más que una irrupción violenta y humillante del cuerpo masculino en el interior del cuerpo femenino.

Me contaba con alborozo la frase de una película japonesa que había visto: Una mujer le decía a una joven "nunca dejes que un hombre te mancille si no es cobrando". En cierta manera, decía M., la prostitución le parecía la única forma aceptable de mantener relaciones heterosexuales.

En distintos momentos y ante distintas personas conté las ideas de M. Y tanto de hombres como mujeres obtuve las mismas reacciones: "¡A esa chica lo que le hace falta es que le echen un buen polvo!" , "cielo santo, tu amiga necesita una buena polla para que se le quite la tontería" y demás expresiones realmente burdas. Yo movía la cabeza de un lado a otro. Todavía hay gente que relaciona el feminismo con desengaños amorosos o la falta de éxito con los hombres. Y el lesbianismo con alguna clase de aversión patológica a los hombres.

...

El pasado mes de febrero M. terminó sus estudios universitarios y se fue a vivir a Dublín. En los ambientes anarquistas de la ciudad conoció a un chico con el que empezó a salir. La última semana antes de volver a España estuvieron viviendo juntos, con la duda de si volvería a Irlanda. Su perspectiva sobre los hombres había cambiado. Me habló de que ahora entendía que aún teniendo privilegios, hubiera hombres que no se sintieran a gusto con los roles que debían asumir en una sociedad machista. Ha visto la luz. Y digo, yo. ¿Qué puedo decir ahora de los comentarios de la gente?

Escrito por Lobo a las Julio 4, 2004 05:25 AM