Junio 11, 2004

Todo lo que quiso siempre saber y no se atrevió a preguntar sobre el desarrollo y la cooperación internacional

Han terminado oficialmente las clases de mi máster. Estos ocho meses han pasado en un parpadeo. Podría ponerme a hacer balance, para ayer y hoy no han sido en absolutos un buen día. Tengo los ánimos funcionando ya en la reserva. Podría explayarme en lo mal que me siento. Pero al fin y al cabo esto es un simple weblog y con el relato de mi culebrón universitario he cubierto la cuota de exhibicionismo emocional por unas semanas.

Elegí mi máster porque aunaba una perspectiva analítica sobre el desarrollo y una perspectiva instrumental en torno a la cooperación internacional. Ello me permití optar por una cosa o por la otra, pero ahora precisamente la duda sobre qué hacer se ha convertido en un problema. Lo primero me encaminaría hacia el mundo académico. He despotricado bastante (aquí y aquí) sobre la universidad. Y como había prometido ha llegado la hora de ajustar cuentas.

Tiene gracia que mi máster tengo en su título la palabra desarrollo. Porque si para algo han servido estos meses es para comprender que el concepto es un camelo. Sólo un puñado de países ha conseguido en los últimos 50 años "desarrollarse": Taiwan, Corea del Sur, Singapur... y España (durante los tiempos de Franco, pese al que le pese). Todos coinciden en haber tenido gobiernos autoritarios que no tuvieron que hacer frente a una opinión pública libre que criticara el coste social de las medidas económicas tomadas. Y todos lo hicieron siguiendo directrices económicas totalmente opuestas a las predicadas hoy en día por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial a los países no desarrollados. En el caso de los dragones asiáticos su estrategia de desarrollo industrial y expotación a mansalva es irrepetible. Primero porque habría que tener en cuenta la coyuntura de la Guerra Fría por la cual los Estados Unidos les permitieron políticas comerciales proteccionistas, para permitir su desarrollo económicol y evitar estallaran revueltas sociales que los acercaran al bloque comunista. Y segundo porque aprovecharon un nicho en el mercado mundial, y ese hueco ya ha sido ocupado.

Para abreviar digamos que hoy en día la construcción de reglas de juego de la globalización económica (BM, FMI, OMC) está en manos de los países ricos, que la han preparado en su propio beneficio. Lo cual acompañado de un serie de cuestiones (deuda externa, proteccionismo comercial) condenan a la inmensa mayoría de los países a engrosar la lista de los eufemísticamente llamados "Países en Vías (eternas) de Desarrollo".

Frente a ello, está la segunda parte de mi máster: La ayuda internacional, con todo el universo de actores e instrumentos de la cooperación internacional. Puestos en antecedentes, se podrá comprender que los proyectitos de construcción de escuelas, dispensarios y regadíos van contra corriente de las fuerzas económicas. Resuelven un problema concreto de una población en un lugar concreto. Pero la suma de todos esos esfuerzos combinados jamás han transformado un país pobre en un país próspero. Hacen falta cambios demasiado profundos que implican decisiones tomados en ámbitos muy alejados del ciudadano medio.

Y mientras tanto proliferan ONGs y toda una producción académica y editorial sobre el tema del desarrollo. En el máster hemos visto como desde los '50 cada década ha visto un concepto o una escuela de pensamiento ponerse de moda. El autor de turno se forró vendiendo libros, infló su ego siendo citado en todas partes, pero al final todo siguió donde mismo.

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Me veo llegando a un pueblo del altiplano andino. Todos esperan la aparición del cooperante español y los miles de dólares que le acompañan. Y yo sólo les podré decir que todo es una enorme mentira. Que el único camino es la lucha política. Es la única conclusión que he sacado en estos nueve meses.

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Un día un gobierno estará a punto de caer. La comunidad extranjera abandonará el país a toda prisa. Un insigne economista español, que había visitado el país invitado por el ministerio de economía, después de esperar en vano la aparición del taxi que el conserje del hotel Sheraton ha llamado, maleta en mano se lanzará por las calles del centro de la capital a la búsqueda de un medio de llegar al aeropuerto. Pero se encontrará en medio de una enorme manifestación rumbo al palacio presidencial. Banderas multicolores portadas por indígenas, bajitos, morenos y de piel curtida, que han bajado de la sierra. El profesor con su traje y corbata desentonará enormemente, y tratará de cruzar la riada humana que casi le arrastra. Y entonces en medio de la muchedumbre, que avanza decidia a exigir la dimisión del presidente, verá una figura que como él destaca dos palmos por encima de las cabezas de los indígenas. Y cuando el otro se gire, con sorpresa lo reconocerá. Un antiguo alumno de su máster. Adivinad quién.

Escrito por Lobo a las Junio 11, 2004 02:47 AM
Comentarios

y no puede haber un enfoque donde no te impliques en follones?("amar peligrosamente"otra vez...")

Escrito por yolanda a las Junio 11, 2004 10:15 PM