El Lobo Estepario

Los pilares de la civilización

Cuando el otro día describí el perfil de las dos clases de tíos por el que todas las tías se pirran y me dejan con dos palmos de narices, lo hice cargando las notas de ironía.

Secuestrada por la luna dejó el comentario o que "menos mal que no eres ninguno de esos dos tipos". Yolanda añadió que hay chicas que no se sienten impresionadas por el arquetipo del joven profesional con cierto poder adquisitivo y que se muestra ufano de su nivel de vida. En especial del tótem por excelencia de nuestra sociedad: El coche. Lástima que días atrás, hablando del papel de conducir un coche en la construcción de la masculinidad, ella dijera eso de "gusta más k un xico te venga a buscar en coxe k andando" [sic] (He mantenido la cita original en E.S.O.-landés por su valor antropolingüístico).

Podría ponerme intelectualoide y ver en la preferencia por esos dos arquetipos masculinos una traza más de la sociedad machista y patriarcal en la que vivimos. Las mujeres buscan hombres que han alcanzado un cierto nivel de vida en la vida, porque ello es garantía de la superviviencia futura de la unidad familiar. Y por otro lado, ante la opresión patriarcal en un reflejo freudiano para castigar al Padre las chicas buscan al rebelde sin causa. ¡Cuántas vecees no habré visto chicas monas y pijas con un novio que parece sacado de una rueda de reconocimiento policial!

Así que dejémonos de milongas. Está muy bien eso de alabar a tipos como yo que escriben weblogs como este. Uno escucha "sigue así, no cambies". Y recibe piropos por sus conocimientos y coherencia;, es hasta el elegido para las duras por chicas que prefirieron a otro y que cuando las visitas pasan de ti.

Pero en la práctica, los empollones flacuchos y desgarbados llevamos poco menos que la marca de las bestia en la frente. Y nos enfrentamos a una vida que nos lleva a escribir un blog titulado "El Lobo Estepario", y no "La Casa de la Pradera".

Hace ya tiempo que dejé de darle vueltas a la cabeza hasta que punto la vida me impuso este camino, y en qué medida decidí yo sin imposiciones dedicar mi tiempo y energías a actividades que me fueron alejando de la gente y convirtiéndome en lo que soy.

Me lo preguntaba porque muy pronto me di cuenta que era muy malo en los deportes, que durante el colegio era la mejor y más rápida forma de integrate con los demás, pero sobre todo, de alcanzar respeto. Pero a la vez, no participaba en las trasgresiones en grupo de las normas. Y en eso tuvo mucho que ver la educación y la disciplina. Dicho de otro modo, ¿te conviertes en un empollón cuando te das cuenta que no encajas en lo normal? ¿O por no ser normal no le prestas atención a aquello que es el camino para integrarte?

Ahora ya no importa. Es demasiado tarde para cambiar nada. Me queda quejarme de haberme tocado vivir en una sociedad como esta, donde todo aquello que soy y me gusta me hace ser un marginado. ¿Pero podría haber sido de otra forma? Y creo a estas alturas que todo esto tiene sentido. Si los empollones triunfáramos socialmente, ¿tendríamos tiempo de ser empollones? Y entonces, ¿qué sería del mundo?

Si los inventores de los protocolos TCP/IP no hubieran parado de ligar con chicas, fumar porros y disfrutar del amor libre en la California de finales de los sesenta, ¿tendríamos ahora Internet? Si Mendel se hubiera casado, y su mujer hubiera insistido en que se dedicara a una profesión remunerada para sacar adelante una familia, ¿habría terminado en un monasterio con el tiempo libre suficiente para sentar las bases de la genética moderna?

Yo sé que a estas alturas no voy a inventar la vacuna contra el SIDA, ni la cura contra el cáncer. No creo que salve al mundo con mi cabeza. O quizás sí. Pero sé que el camino que me queda por hacer lo haré solo. Y eso es el mayor estímulo para que todo esto tenga algún sentido.

Escrito por Lobo a las Junio 7, 2004 09:35 PM