Esta noche vuelvo a casa. Aprovecharé para llevar libros y papeles que ya no necesito, y así en caso de que no encuentre nada en Madrid la mudanza de vuelta a casa de mis padres será algo menos complicada.
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Mañana es el cumpleñaos de Bz., que no sabe nada de mi viaje. Será una sorpresa, y tengo una cierta inquietud ante la idea de que precisamente por no saber nada haya hecho planes para el fin de semana. Algo así como que por no tener con quien celebrarlo haya decidido desaparecer de la civilización por unos días. El viernes pasado actuó Múm aquí en Madrid. Fue ella quien me los dio a conocer, y había planeado venir a Madrid ese fin de semana. No pudo ser. Y en el intervalo entre que actuó el telonero y aparecieron en el escenario le mandé un mensaje para contarle que estaba en primerísima fila, en frente del centro del escenario. Rematé mi mensaje diciéndole que no era mi enésima intento de provocarle envidia. Ella sabe que hay en mí todavía un rencor soterrado. Y lo comprende cada vez que le lanzo una de mis puyas disfrazadas de broma. Aquella noche le dije que no pensara en ello, que lo que hubiera deseado de veraz es que tuviera el tiempo, el dinero y la voluntad para hacer algo juntos. En medio del concierto le llamé al móvil para que escuchara un minuto de uno de los temas más conocidos de Múm. Al rato tenía un mensaje suyo rematado por dos letras TQ. Nunca había visto esa expresión. Y A. me confirmó más tarde mi primera interpretación. No sé bien cómo hemos llegado aquí. Supongo que la soledad de ambos. Y en dos semanas, se cumplirán dos años de que rompiéramos por segunda y definitiva vez. (No recuerdo el día. Sé que fue un veintitantos de mayo, la noche de Rosa en Tallin. Ojú).
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Miro el calendario del weblog, veo huecos en este mes de mayo. Anoche por el apagón. El viernes, por el concierto. Y el miércoles, la cena de N. y su prima A. en mi piso. Les hice una modesta tortilla española que para ellas fue un manjar exótico. A. dijo que qué afortunada sería mi mujer (sic) porque sé cocinar. De chiste. Hacer una tortilla española es saber cocinar. Pero le interpreté como el enésimo comentario de "oh, qué bueno eres". La noche anterior habíamos salido. Y en un momento de la cena, le pregunté a N. por su fin de semana en Oporto con su rollete de verano. ¿Cocinó para ti?, como hice yo, ¿te hizo algún regalo?, como hice yo?... Y en una libreta que tenía iba apuntándo "punto para mí, cero para él". De broma todo, claro. Gané yo, claro.
Escrito por Lobo a las Mayo 13, 2004 09:02 AMsi k conoces chicas no ? tienes donde escoger¡
Escrito por yolanda a las Mayo 20, 2004 04:43 PM