Al final A. me ha contado que la organización, con la que había hablado para irnos un grupo a trabajar como cooperantes en un país perdido en guerra, sólo quería gente que hablara árabe. Él había tenido una mala experiencia con un grupo de trabajo anterior, así que pretendía ir de aquí con un grupo de conocidos. Pero de todos nosotros sólo él y otro compañero de clase hablan árabe. Para A. era cuestión de todos o ningunos, y encima como la situación se ha deteriorado ultimamente, decidió no ir. A. nos ha pedido el C.V. para moverlo por otras organizaciones. Lo cual no cambia mi situación. Para mí significa volver al punto de partida. Estoy a cero. Todo son "posibilidades abiertas". Podría perfectamente salirme todo o nada. Terminar en un país perdido viviendo intensamente, o trabajando en Madrid en un ChuppyBurguer para sobrevivir.
Y mientras salía de la incertidumbre estuve pensando cómo explicárselo a mi padre si me hubieran aceptado. Cómo decirle que estaba dispuesto a correr ese riesgo. Dándole vueltas en mi cabeza me encontré con que todas mis explicaciones giraban en torno a que aquí no tengo nada, y quiero hacer todas esas cosas que significan para mí vivir con intensidad. Al final no salió el trabajo, pero me ha dejado con todas las reflexiones en el aire.
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Hace un par de semanas F. me propuso irnos juntos a un campo de trabajo durante el verano en Hebrón. Había dicho hace tiempo que como cooperante no iría a los siguientes cuatro lugares: Territorios Ocupados, Afganistán, Irak y Colombia. Y por obra y gracia de una chica, de las que me quiere como un amigo me he planteado ir en contra de mi propio criterio de prudencia. El proyecto está muy bien, y en cualquier otro lugar me parecería de lo más interesante por los conceptos que maneja (presupuesto participativo, fortalecimiento de la sociedad civil, etc). Pero estamos hablando de Cisjordania en plena 2ª Intifdada, con el proyecto de "desconexión" de Sharón retrasado pero pronto a ser sustituido por otro, con el ejército israelí operando con total impunidad... Dudo que el proyecto pueda existir en medio de todo eso, como si pudiera vivirse de espaldas al conflicto. Y podríamos hablar de lo que significa colaborar con la Autoridad Nacional Palestina, que no es precisamente una procesión de santos.
Le mandé un e-mail con los pros y contras de la idea. Y esta semana caí en la cuenta. Ella y yo nos conocimos en un campo de trabajo internacional en Holanda, el verano pasado. ¿Por qué no se lo pide a J., un mallorquín con el que se enrolló, y al que decía en Semana Santa echar de menos? Unos nos llevamos los bombazos, y otros...
Escrito por Lobo a las Mayo 9, 2004 02:44 PM