El Lobo Estepario

El pacifismo de los idiotas (I)

Tenía una cuenta pendiente con lo que está pasando en Irak.

El 20 de marzo hubo manifestaciones en todo el mundo pidiendo la retirada de las tropas estadounidenses de Irak. Varios compañeros de clase quedaron en ir juntos a la de aquí, en Madrid. Días antes me acerqué a leer el cartel con la convocatoria. Decía algo así como "en apoyo a la lucha armada del pueblo iraquí". Lo curioso es que entre las organizaciones convocantes habían varias católicas. Creo recordar que se lo comenté a alguien. A los pocos días el cartel había sido sustituido por uno igual diseño pero en el que habían cambiado los lemas. E., una compañera de clase, me recordó el día antes de la manifestación, cuando ya nos íbamos a casa, el lugar y la hora en que habían quedado el restod de compañeros. No fui.

Contemplé el Guernika al natural por primera vez hace dos semanas. Impresiona de veras. Le comenté a N. que es un cuadro ante el que perfectamente podría pasarme una hora solamente contemplándolo. No lo entendió.
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Irak, como la mayoría de países de Oriente Medio fue un invento de algún funcionario del Foreign Office británico. Cuando el emir Faisal fue expulsado de Siria por las autoridades coloniales francesas los británicos lo colocaron en el trono de Irak y a su hermano Abdullah en el trono de la entonces llamada Transjordania. Ambos hermanos pertenecían a la dinastía hachemita a la que le correspondía gobernar sobre las ciudades santas de Islam, pero a los que una alianza entre la familia Saud y el gobierno británico despojó de sus dominios sobre la Meca y Medina. En los tiempos del Imperio Británico, previos a la globalización, que los descendientes del Profeta fueron despojados de su reinado sobre los dos lugares más santos del Islam y fueran sustituidos por unos usurpadores que habían dado trato ventajoso a los intereses petroleros de Reino Unido no provocó a ningún predecesor de Bin Laden llamar a una yihad. Las fronteras se hacían y se deshacían. Y se creaban artificios como Kuwait, esa territorio perteneciente a la antigua provincia de Basora durante el Imperio Otomano. O Irak.

Lo que hoy llamamos Irak comprendía tres provincias en los tiempos del Imperio Otomano. Una al norte con capital en Mosul habitada por los kurdos, musulmanes sunníes pero no árabes; otra con capital en Bagdad habitada por árabes sunníes; y otra al sur con capital en Basora, habitada por árabes pero no sunníes, sino chiitas. Cosas de la naturaleza el petróleo se encuentra al norte, en torno a Kirkuk, y en el sur, entorno a Basora. Los chiitas actualmente forman el 60% de la población, los kurdos el 23% y el 17% restante lo forman los sunníes. Saddam Hussein forma parte de este último grupo y su poder dictatorial mantuvo unido el puzzle de Irak, gaseando a kurdos y reprimiendo duramente a los chiíes cuando hizo falta. Repartió prebendas y cargos públicos entre los miembros de su clan, el Al Tikriti, que dejaron de usar tal denominación en su apellido cuando Bagdad se llenó de ellos. Cuando cayó Saddam Hussein, los árabes sunníes eran los que más tenían que perder. De ahí que el mayor foco de resistencia fuera lo que los medios de comunicación llaman el "triángulo sunní" en el centro del país. Sin embargo, pretendiendo convertir a Irak en una democracia con un parlamento representativo sólo podía significar una cosa. Que los chiitas usaran su peso demográfico para convertirse en el grupo hegemónico del país. Y es más, si en la zona kurda del país la resistencia a Saddam se articuló entorno a dos partidos (que dicho sea de paso no por ello dejaron de enfrentarse entre ellos) que sobrevivieron como fuerzas guerrilleras en un situación de semiautonomía tras guerra de 1991, en el resto del país no existían partidos políticos. En el sur, ese vacío en el tejido social lo suplió la religión. Así que acercándose la fecha de la firma de la nueva Constitución los líderes religiosos chiitas empezaron a aumentar sus exigencias.

[Continuará]

Escrito por Lobo a las Mayo 2, 2004 03:29 PM