Una de las cosas de sentirme agobiado por la soledad en Madrid es mirar atrás y creer que es una sensación nueva. Que el salto a Madrid ha sido un cambio a peor. La memoria tiene esas cosas. Creer que todo tiempo pasado fue mejor.
Pero me recuerdo a mí mismo durante la carrera bromeando con la idea de presentarme voluntario para una expedición científica a la Antártida, aunque fuera de "sexador de pingüinos". En aquel momento me sentí igual que ahora, y me parecía apetecible una vida de aislamiento. Recuerdo salir por la noche con los compañeros de clase y aburrirme tanto que a las doce de la noche ya estaba en casa. Recuerdo pasear por el edificio de la facultad el viernes a última hora y verlos a todo hablando del fin de semana y yo sentir que no pertenecía en nada a todo aquello.
Y sin embargo, la diferencia es que entraba por la puerta de la facultad y me iba parando salundo a unos y otros. Siempre había alguien con quien irse a tomar un café al bar de la facultad. Siempre había alguien con quien charlar a la puerta de la biblioteca de la facultad. Todo relaciones más o menos superficiales. Pero al menos significaba tratar con gente para quien eras una cara familiar. Todo eso ha desaparecido aquí en Madrid. Y ahora parece que nunca hubiera estado solo. Que atrás dejé una Arcadia feliz.
Escrito por Lobo a las Abril 15, 2004 11:35 PMno estas solo... lo que ocurre es que te acompaña gente que aun no conoces.
Escrito por mii a las Abril 16, 2004 06:40 PMsí, no sé porque siempre estamos en otro día que no es el de hoy. Yo si fuera tú daría me daría la oportunidad de conocer a alguien, aunque quizás te guste estar solo.
Escrito por memoria a las Abril 17, 2004 08:57 PM