Hoy hemos tenido una clase con un profesor que ha puesto patas arriba todos los fundamentos de nuestro máster, y nadie se ha dado cuenta. Supongo que porque era al final de la clase, el tono de voz del profesor un tanto somnífero y porque supongo a la gente las teorías principales de las relaciones internacionales les trae al fresco.
Todo empezó por hablar de África, y las perspectivas que se suelen tener de ese continente: África como oscuro pozo sin fondo de calamidades, violencia, hambre, pobreza... Lo que en el fondo reduce a sus habitantes a pasivas víctimas de todo ello. El profesor criticó todo esto hablando, como dijo Poincaré, de que el caos es una forma de orden que no alcanzamos a comprender. Según él lo que encontramos en África es un orden social diferente al europeo, y que al facilitar medios de subsistencia (corrupción, contrabando, etc.) es en sí mismo funcional y refleja la vitalidad e inaciativa de los africanos. En otras palabras, y he aquí el quid de la cuestión, que es inútil tratar de realizar acciones que pretendan poner a los africanos en el mismo camino de progreso y desarrollo que el mundo occidental.
Él no lo dijo con estas palabras exactas, pero me llevó a Samuel P. Hungtinton y Robert D. Kaplan. Un torpedo en la línea de flotación de los esquemas eurocéntricos y modernos en los que se mueve el máster. Estudiamos para hacer el idiota, en otras palabras.
Y la gente ni pestañeó. Evidentemente porque no se enteró de nada.
Escrito por Lobo a las Marzo 22, 2004 11:24 PM