Es extraño el silencio del piso al llegar de la manifestación. Varios se han marchado este fin de semana, y supongo que D. y F. habrán ido a la manifestación. He llegado totalmente empapado y he estado minutos y minutos bajo el agua caliente. Sonó el móvil y era M. Tiene su gracia que hablando de mí con alguien dijera "Seguro que él habrá ido a la manifestación allá en Madrid" y sólo entonces cayera en la cuenta de que vivo en... Madrid. El jueves se va para Dublín, a soltar amarras como he hecho yo.
He hablado con ella, y en la manifestación con A., sobre lo irreal que me sigue pareciendo todo. Tan normal me siento en el fondo porque no he terminado de asumirlo. A veces, viene a ráfagas, una sensación de angustia y agobio por estar ante algo que se escapa de cualquier capacidad de racionalización y alivio por su dimensión. Demasiado grande, demasiado grave. Por eso parece tan irreal.
Hay algo que ayer me vino a la cabeza inmediatamente: Los inmigrantes. Leí ayer sus nombres en la lista de heridos. Hoy encuentro en la lista oficial de fallecidos a Teresa Szpila Danuta, Sam Djoco, Livia Bogdan y Osama El Amrati. Leo en las noticias que un ministro rumano viene a visitar a 60 compatriotas heridos. Cada uno canaliza su empatía hacia los más cercanos. Yo a los que un día dejaron todo atrás para venir a Madrid como yo. Ellos ya no volverán.
Escrito por Lobo a las Marzo 12, 2004 11:58 PM