Todo lo escrito en este día tiene relación, todo se encamina hacia algo y ese algo es sentirme en paz: de momento imposible.
No tengo ya fuerzas. Me queda un exámen y relamente me gustaría aprobarlo pero no sé, parceré tonta si no las saco todas o simplemente una vaga y sé que pueda que sea eso, pero en este momento no puedo.
Estoy en la biblioteca estudiando o haciendo amago de que estudio sin alejarme demasiado del ordenador no vaya a ser que por una casualidad de la vida se concecte y con el interés que tengo en decirle cualquier chorrada auemente mi angustia por no querer hacer frente a la verdadera cuestión.
Miro la pantalla completamente atontada. Sin saber qué decir porque como ya he dicho estoy sola y con el corazón en la mano.
No es bueno darle demasiadas vueltas a las cosas pero tal vez sea la única manera de hacerme una idea de lo que me voy a encontrar cuando le vuelva a ver y espero acordarme porque siempre me pasa que aunque le tenga que contar la cosa más importante del mundo al verle... se me olvida y sólo puedo ser feliz y como él me dice me quedo mirándole como a un cuadro. Mirándole como a un cuadro que gran expresión porque realmente eso es lo que quiero mirarle y atravesarle con la mirada a ver qué puedo descubrir, porque todavía me queda mucho.
No sé cómo acabará este post pero espero que al terminar me pueda sentir mejor, mejor de como empecé, mejor de lo que estaré en mis sueños, simplemente algo mejor y más tranquila.
Un saludo
Son cuatro años. A la luz de una vela la veo. Son cuatro años. Y por qué ahora. Siento que la vida me quiere dar una lección; una lección que se verá traducida en dolor. Y ¿quién no sufre? ¿A quién no le duele algo? ¿Quién tiene la hipocresía de afirmar que es impune a los sentimientos? Hace cuatro años y yo tan solo uno. No sé qué será o qué habrá sido, no lo sé porque no he querido saberlo, pero me reconcome la duda. Insoportable, asfixiante y … puta. Puta duda que en esa esquina, en ese recoveco te ríes de mí, con tu talante y tu poder te paseas infundando deseo, respeto y miedo. Y yo aquí como una yonqui que necesita mi dosis, siendo tu mi camello, él único que alivie mi agonía. ¿Quién diablos te crees que eres? ¿Mejor que yo tal vez? Pues si pienso que eres mejor puede que lo seas porque todavía estoy con el mono, con la dependencia de tu respuesta.
Sé que soy la culpable y es fácil de salir, así que superarán la inquietante espera quienes tengan el valor para hablar.
Yo de momento soy una, y parece que no serán cuatro.
Esa espina que tienen todas las rosas
Son las diez. Ya es de noche. Las nubes, traicioneras, ocultan los secretos de la noche; para todos nos son conocidos hasta que un día, una de esas noches que no es especial por ningún motivo, nos vemos en la necesidad de mirar hacia arriba y no están y, anhelando poder observarlas con más detenimiento; tal vez ayer pudiera, con la claridad de la oscura noche. Apoyada en mi ventana, en la habitación de este piso pienso… mi cabeza, vagabunda e inconsciente vuela a través del tiempo y de mis propios sentimientos.
Era necesario, era necesario decirlo, aunque yo no fui lo suficientemente valiente. El tiempo pasa y no sé si el mañana será mejor, pero hay que esperar y desear que así sea, pues igual que hoy no veo la luna en el cielo, tal vez esté en mis sueños.
Todo empezó con un recuerdo, con una espina que pensé que me había sacado, con una ilusión que de alguna manera no veía y ahora tampoco veo cumplida, ni siquiera realizable. Sonará estúpido. Lo sé. Pero ¿no es estúpido también no sentirse estúpida alguna vez?
No estoy en casa. Ni siquiera estoy con él. Ahora todo parece más lento, demasiado tranquilo. El viaje ha sido largo sin embargo no tengo sueño. Tan sólo quiero mirar por la ventana. Mirar y soñar.
Soñar cuando le besaba en la cama, cuando me cogía de la mano como quien no quiere la cosa; soñar con que hoy no es hoy y mañana será otro día en el que la continuación no es la que debiera ser sino la que me gustaría que fuese; soñar…aunque de sueños no puedo vivir porque lo malo es que te despiertas y el mundo que tu creaste es sólo eso un mundo en el que las ilusiones no son reales, en el que cada día es lo que es y no lo que alguna vez, en el que tu inconscientemente pensaste que fuera.
No está. Ya es media noche y la cama está vacía. Estoy sola en esta habitación. Estoy sola y con el corazón en la mano.
Un saludo
La Luna, que es el capricho mismo, se asomó por la ventana mientras
dormías en la cuna, y se dijo: «Esa criatura me agrada.»
Y bajó muellemente por su escalera de nubes y pasó sin ruido a través
de los cristales. Luego se tendió sobre ti con la ternura flexible de una
madre, y depositó en tu faz sus colores. Las pupilas se te quedaron verdes
y las mejillas sumamente pálidas. De contemplar a tal visitante, se te
agrandaron de manera tan rara los ojos, tan tiernamente te apretó la
garganta, que te dejó para siempre ganas de llorar.
Entretanto, en la expansión de su alegría, la Luna llenaba todo el
cuarto como una atmósfera fosfórica, como un veneno luminoso; y toda
aquella luz viva estaba pensando y diciendo: «Eternamente has de sentir el
influjo de mi beso. Hermosa serás a mi manera. Querrás lo que quiera yo y
lo que me quiera a mí: al agua, a las nubes, al silencio y a la noche; al
mar inmenso y verde; al agua informe y multiforme; al lugar en que no
estés; al amante que no conozcas; a las flores monstruosas; a los perfumes
que hacen delirar; a los gatos que se desmayan sobre los pianos y gimen
como mujeres, con voz ronca y suave.
«Y serás amada por mis amantes, cortejada por mis cortesanos. Serás
reina de los hombres de ojos verdes a quienes apreté la garganta en mis
caricias nocturnas; de los que quieren al mar, al mar inmenso, tumultuoso
y verde; al agua informe y multiforme, al sitio en que no están, a la
mujer que no conocen, a las flores siniestras que parecen incensarios de
una religión desconocida, a los perfumes que turban la voluntad y a los
animales salvajes y voluptuosos que son emblema de su locura.»
Y por esto, niña mimada, maldita y querida, estoy ahora tendido a tus
pies, buscando en toda tu persona el reflejo de la terrible divinidad, de
la fatídica madrina, de la nodriza envenenadora de todos los lunáticos.
Un saludo