¿Podría Caperucita invitar al Lobo a una merienda con todo lo que él quisiera? Así, puede que se solucionasen los problemas. El único inconveniente es que para el Lobo, comerse a Caperucita es algo biológico y, por tanto, natural: ella es humana y él sólo como carne. Caperucita no puede cambiar el mundo, aunque le parezca sencillo. Todo es muy complejo, sobre todo, cuando la razón no llama, se vuelve sorda, muda y ciega y, los instintos primarios son lo único que nos separa, que nos diferencia de un deseo (el Lobo y una Caperucita comiendo juntos en el bosque) y la realidad.
Las personas somos iguales. Olvidamos muchas veces la razón o, por lo menos, intentamos hacerle caso omiso, aunque los instintos nos puedan, aunque los sentimientos sean claros. ¿Por qué nos cuenta tanto ser felices?