Mayo 29, 2006

ironía de la Casualidad y el Tiempo

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"El destino mezcla las cartas y nosotros las jugamos" (Schopenhauer) y sino, que se lo digan a la Casualidad quien se encontró con el Tiempo y decidieron jugar al ajedrez. Cada movimiento de la Casualualidad, reducía al Tiempo; éste, nervioso por lo que pudiese pasar, se adelantaba sin reflexionar en su estrategia, en todos y cada uno de los movimientos que estaba haciendo; en cambio la Casualidad sabía bien a lo que jugaba y así fue como no defraudó. Así, es como suele ser siempre.
La calle estaba casi desierta. Dos de la mañana. Tan sólo el bullicio de los bares repletos de gente bebiendo y disfrutando de una noche de sábado en el puerto. Cogidos de la mano se dirigían a casa; a su "casa" de unos días, para descansar de la realidad que a veces es demasiado agotadora. Hacía calor, pero se estaba bien. La parada del autobús fue testigo de muchas de sus conversaciones, de muchos reencuentros y de tantas otras despedidas. Tres años. Pero volvamos a esa calle, a esos cincuenta metros, a los dos cruces de peatones que nos alejaban de esa habitación. Estaban en silencio, sin nada que decir, tan sólo disfrutando del tiempo. Un par de personas se cruzaron. Una de ellas se paró a hablar con él. Le soltó la mano. Ella sin entender la situación simplemente se mantuvo al margen, con una distancia prudencial como suele hacer en estos casos. Se dieron dos besos. Y un par de minutos de conversación le hicieron dudar de esa persona que parecía tan especial. Sonrisas, miradas, todo parecía pura educación; sin embargo hubo algo extraño en él. Algo que ella no entendía. Con un roce en el brazo y un "chao" ella se despidió. Las dos chicas continuaron su camino. Él se había soltado de su mano y en esos momentos ya no la tenía cogía. Ella no entendía qué pasaba hasta que todo se reveló. "¿Alguna vez tenía que pasar?", él dijo. Ella lo entedía ya todo. Su comportamiento, la situación. Todo. No lo podía entender. Depués de tanto tiempo se volvió a convertir en tema de conversación, pero ahora todo parecía más real, "pillaba" más de cerca, en una misma ciudad, a menos de un metro. Él tardó en cogerle de nuevo la mano. Pero ella no quería, le notaba un poco raro. "Hacéis buena pareja", fue el primer comentario que salió de su boca, sin entender por qué junto a un "es preciosa, no me la imaginaba así... tan simpática y buena chica". Estaba en estado de shock. Era su ex-novia, con la que había retomado su relación hace un año y medio y, por la que la había dejado a ella. Después de unos meses, todo volvió a la "normalidad"; a esa que se podía esperar, hasta ese día, con esta ironía del Tiempo y la Casualidad. Después de un rato y de que ella comprendiese que ellos siempre compartirían algo muy especial, que nadie, nadie nunca podría igualar, ni interponerse. Él nunca dejaría de pensar en ella y ella en él tampoco, aunque pasase el tiempo, aunque lo hubiesen dejado hace años, comparten una intimidad tan profunda. Con un suspiro de ella, el tema quedó zanjado, pero aún hoy, cuando es de noche y el viento sopla y no hay profundidad en sus palabras, piensa en ella, en esa chica con la que un día se cruzó en la calle y, en él.
Un beso

Escrito por lluna a las Mayo 29, 2006 04:03 PM
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