A veces todos tenemos pequeñas dudas sobre lo que hacer y no contamos con la suficiente valentía para hablar sobre ellas.
Cuando la música inspira y las cristalinas lágrimas dejan entrever mis ojos, mi corazón late. No sólo porque quiero que no se acabe sino porque no conozco el futuro y como ya una vez dije los deseos son intenciones.
Somos personas y por lo tanto necesitamos ser felices, y yo por muy tonto que parezca no concibo la felicidad sin el amor, sin ese sentimiento que todas las mañanas veo en los ojos de un alguien que me provoca la alegría de haber venido ha vivir a este sitio. Pero además tengo dudas en una decisión que podría cambiarlo todo: el cambio de vivienda y por lo tanto de domicilio, que por una parte tiene muchos alicientes y sin embargo también veo un inconveniente que me hace no decidirme. Cada vez veo más clara esta decisión, pero existe una cuestión que no me atrevo a plantear; no sé si más adelante seré capaz, pero de momento no logro armarme de valor.