Julio 16, 2007
mi primer viaje
Mi historia empieza con los últimos días en Oviedo y todos los preparativos para marcharme a Santiago. Santiago…
Mi segunda elección de piso fue hecha por el verano. Cuando todavía mi entonces novio, hizo el sobreesfuerzo de trasladarse el día siguiente de salir hasta Santiago para ver un piso y confirmar si me lo quedaba o no. Me puso en sobreaviso de lo visto, pero yo estaba demasiado cansada de mirar páginas en Internet y no tener nada localizado. No me importaba cómo era la habitación, si tenía el armario dentro o no. Tan sólo quería conocer a gente nueva; nueva ciudad, nuevos aires… Pero demasiados pájaros pòrque lo que me encontré al cruzar el umbral de la puerta, fueron cuatro habitaciones vacías, una cocina sucia y un baño que dejaba mucho que desear. Por loq eu mi primera impresión no fue buena; pero todavía no conocía a la gente. Tardé unos días en ver a las verdaderas inquilinas del piso porque mi vecina de habitación era también nueva, y no tenía ni idea de con quién venía a esta aventura.
Tardé justamente una semana en encontrar otro piso y a alguien que me sustiuyese en este “piso fantasma”. La vecina de habitación se vino conmigo y ni corta ni perezosa, vi a una chica buscando piso cerca de mi facultad. Repasaba los postes con decenas de anuncios para compartir piso. Así que como si fuese una película y sin nada que perder, le pregunté si quería venirse con nosotras. Su rostro mostraba un poco de preocupación porque ¿qué forma de buscar piso es esa? Pero como ya he dicho poco más me quedaba por perder, las clases ya habían empezado y yo no conocía a nadie.
En una semana nos trasladamos. Un piso de tres cerca de la facultad, para mí tan sólo era cruzar la calle. Estaba muy bien equipado, poseía de todo; incluso mis padres nos trajeron una televisión para las tres desde Oviedo. Todo iba sobre ruedas o por lo menos parecía que la convivencia no iba a ser para nada mala.
Sin embargo muchas veces las expectativas creadas son como cristales opacos en los que nunca puedes mirar más allá. Pues las nubes de un otoño en Santiago son exactamente igual, oscuras y tristes.
Un beso
Julio 09, 2007
gaitas en el ambiente
Hoy sin ser una demasiado diferente al resto. Me he levantado y lo primero que he hecho ha sido subir al ático. Eran las nueve. Abrí la ventana y me quedé un rato mirando el paisaje: los árboles, el verde de los prados… y he querido escuchar unas gaititas y, con la tontería que ayer ya pensaba, echo de menos Galicia. AL final va a ser cierto, eso que dicen que soy po-Galicia. Es tan parecido a Asturias, pero a la vez la gente tan diferente… Tal vez sea por haber estado rodeada estos años por gallegos y, este último año, haberlo vivido en Santiago. Se me hace muy extraño no pasar por Obradoiro y escuchar a alguien tocando. Me siento lejos y estraña de todo aquello. Lo más raro para mí es ¿que eche de menos el sonido de una gaita? Eso nunca me había pasado. Habrá que ir dándole vueltas a eso de ubicarme en algún sitio en el futuro donde yo sea feliz. De momento, no veo que mi lugar sea en Oviedo. Un beso