Uno de los aspectos más risibles del gobierno Berlusconi es que su ministro de defensa se llama La Russa, antes era peor porque tenian a Scajola en Obras Públicas (la j se lee como y), chistes aparte Italia no deja de sorprendernos.
Ayer mismo se celebró la 60 edición del Festival de San Remo, 60 años seguidos son muchos años. Solo por eso valía la pena aprovechar la conexión parabólica a la RAI y verlo, cosa que conseguí al 90% ya que de vez en cuando la tecnología me deja con la pantalla negra por unos minutos.
San Remo, teatro Ariston, orquesta de más de 100 músicos probablemente, un escenario tecnológico con luces y efectos sorprendentes, el patio de butacas parece enorme, lleno a rebosar, 20 millones de espectadores.
Una sola presentadora, Antonella, matrona romana en sus cuarenta y tantos, de formas generosas: organiza, sonríe, presenta, mueve todos los hilos de un directo muy complicado. Nos explica el mecanismo de la final. Hay 10 finalistas que interpretarán sus canciones, habrá dos votaciones: la primera votación se forma con un 50% de votos de la orquesta y un 50% del televoto de los telespectadores, esta votación elige a tres finalistas. La segunda votación, con solo los televotos, eligirá al ganador.
Comienza el espectáculo, formalismo: los caballeros besan la mano de la presentadora, las señoras rozan con ella su mejilla, vestimenta de gala en la mayoría de los participantes, no hay excesos de familiaridad. Ha pasado media gala y no ha salido nadie a contar chistes, ningún chiquilicuatre, apenas hay publicidad. El espectáculo derrocha calidad, arte, profesionalidad.
Cada dos o tres canciones una actuación. La primera un ballet "bolliwood", ombligos al aire, sedas, pasminas, turbantes, casacas del sargento Peppers, mucho color en movimiento ¡Shaba, Shaba!, cantan todos mientras tiran de un imaginario freno de emergencia ferroviario. La segunda la hace el coreografo que estaba trabajando con Michael Jackson cuando muríó. Junto con otros dos bailarines hacen una coreografía robótica, maquinista, militar. Esta gente tiene mas articulaciones que el resto de los humanos en su cuerpo. Impresionante.
Empiezo a ponerme nervioso, ¿cómo es posible que todavía no hayan entrevistado a un alcalde, a un presidente autonómico, a un ministro? solamente la cámara ha recorrido la fila de autoridades mientras la presentadora les saluda brevemente, en ella están los gestores y responsables de la RAI y el alcalde de San Remo.
Antonella introduce a un trio que actúa en séptimo lugar: Puppo, Emanuel Filiberto y Luca Casomici. Interpretarán la canción Italia Amore Mio.
Se oyen silbidos desde el gallinero. La presentadora explica que hay polémica pero que San Remo debe escuchar a todos los finalistas. Ignoro el motivo de la polémica pero pronto empiezo a entender, la canción cree en el futuro, en la justicia, en la familia, en la tradición, en los valores italianos, incluso en la religión. Mi asesora en casas reales y genealogías me cuenta en directo que Emanuel es aristócrata, nada menos que de la casa de Saboya.
Terminan las actuaciones y se hace público el resultado de la primera votación. Bronca monumental, los músicos de la orquesta tiran al escenario las partituras, gritos de ¡vergogna, vergogna! Por un momento me temo lo peor. De nuevo Antonella, descendiente sin duda de las Livias, Agripinas y Mesalinas que gobernaron la Roma clásica en la sombra pone orden con elegancia y autoridad.
El formato de dos votaciones da para meter una cuña mientras la gente vota, este año es una cuña social, tres trabajadores de empresas con dificultades salen al escenario y son entrevistados. La tecnolgía me deja sin conexión, cuando vuelve un ministro está lanzando un mensaje de esperanza en una reindustrialización basada en la sostenibilidad. Es Scajola
AL final se produce la segunda votación que gana un jovencísimo Valerio Scanu con una bella canción italiana: Per Tutte le Volte Che. Una canción que podría haber ganado el festival hace 10, 20 o 50 años.
El alcalde le entrga el premio. Como nadie le hace mucho caso se va del escenario sin pena ni gloria.
La despedida la da el cuerpo de carabineros, una banda de 80 quizás 100 componentes, con uniforme de gala, tricornios, penachos, correajes, el maresciallo con espada. Interpretan sobre el escenario la música de La Guerra de las Galaxias. Tras unas breves palabras del maresciallo con Antonella la banda se despide. A los compases de su himno "La Fedelessima" desciende del escenraio desfilando en dos filas y atraviesa el patio de butacas en dirección a la salida. El público, agradecido y orgulloso, aplaude en pie a sus carabinieri
Italia, non cambiare mai, ti amo cosí