Sectarismo a punta pala
Como a todo el mundo hay cosas que me molestan, por mucho que quiera comprender y ponerme en el lugar de otro.
Y me molesta, la poca coherencia (realmente no se como definirlo) de las personas a la hora de juzgar ciertos asuntos. Es decir, la vara de medir que se utiliza en algunas circunstancias varía en función del origen del asunto.
Así todo depende del “grupo” al que perteneces. Si el asunto en cuestión viene de otro grupo entonces rápidamente se monta un pollo, se critica, se hace demagogia, da lo mismo cual es el problema porque al final con tanto humo ya no se sabe cuales son las razones de las protestas, de los gritos, de tirarnos a la calle a protestar [me juego el tipo que en muchas personas no saben realmente porque están protestando ].
Ahhh pero como el origen del asunto venga del propio “grupo” pues las cosas ya se miran con otro color, ya lo que antes era negro ahora es gris tirando a blanco, aquello que antes estaba mal ahora bueno se puede comprender.
A mi los partidismos me fastidian vengan del bando que vengan. No me identifico con ningún partido, ni grupo ni nada de nada. De pensamiento ecléctico casi siempre, esta debe ser una de las razones por las que no pertenezco a ningún grupo (tengo que decirlo que no es que yo no quiera pertenecer es que no me aceptan) ; lo sé y me da igual [sinceramente o me da igual o sería un sin vivir; así que he preferdio que me de igual].
Y todo esto porque en estas últimas semanas se están produciendo varios acontecimientos que me confirma que vivimos en un país de un sectarismo cien por cien, así tenemos el tema de Cuba y el de los incendios de Galicia, por no meterme en otros asuntos que tienen mucho más fondo como el problema de Israel y los ataques terroristas de grupos fanáticos.
Siempre en busca de la confrontación, siempre sacando fallos, ahhh pero si es nuestro “amiguito” pues no.
Realmente esto no sé si es por miedo a que el "grupo" no nos acepte, por la necesidad de pertenecer a un "grupo"; porque no existe criterio, no se sabe pensar o no se quiere pensar; o por comodidad. Quizá una mezcla de todas estas cosas.
En otro orden de cosas, me encanta Madrid sin gente. Es una maravilla, reconozco que esto es políticamente incorrecto y se pueden sacar muchas conclusiones de la personalidad de la que suscribe; aunque bien pensado con tanto post ya escrito pocas sorpresas puedo dar a los lectores.