Los otros

Libres. Ciudadanas del mundo. Carmen Alborch
Capítulo: Adrian Piper

::::::::::::::::::::
[… ] Piper sugiere que cada cual elabora – bien de modo innato, bien como proceso cultural – una imagen de sí mismo y del mundo que lo rodea. Pero, en realidad, trazamos clasificaciones y conceptos que no lo abarcan todo, sino que se atienen a estereotipos. Aquellos que no se atienden a los estereotipos que hemos formulado sobre ellos se convierten en un peligro.

[ ….]

Pero sobre todo, el error más grave es de raíz moral: Pensar que [esos estereotipos] no solamente son ciertos, sino que es correcto y bueno que sean ciertos. En realidad, no se trata tanto de despreciar al Otro como de afirmarnos en nosotros mismos y en la bondad de nuestras ideas o conceptos. ''Por ejemplo, esto es lo que pasa cuando tengo que pensar que otros son estúpidos, malévolos, poco interesantes o unidimensionales, porque me ayuda a sentir que soy una persona interesante. O cuando tengo que pensar que otras personas no tienen vidas interiores ricas, porque eso me permite considerar mi propia vida interior mucho más apasionante o interesante y justifica mi ensimismamiento. O cuando tengo que creer que individuos concretos, identificados social o étnicamente no son del todo personas, a fin de justificar que los trato mal, les pago poco, actúo deshonestamente con ellos y así sucesivamente''.

El problema consiste, en definitiva, en una errónea percepción de los otros y en una errónea percepción de nosotros mismos. Es un camino de doble vía: somos mejores porque nuestros estereotipos de los demás los convierten en inferiores y puesto que nuestra conceptualización del otro lo convierte en inferior, necesariamente nosotros somos más y mejores.

::::::::::::

La negrita es mía.