Mis cinco minutos
Si tuviéramos que resumir mi estado sería cansada.
¿Cansada de qué? De todo y de nada.
Últimamente tengo mucho trabajo y esto no es bueno para mi (digamos que mi salud pues es la que es). Pero la culpa es mía porque a mi me gusta estar en cinco mil cosas y como no se decir que no pues pasa lo de siempre.
Lo empiezo a notar; cuando tengo muchos frentes abiertos ya no puedo pensar y ahora es lo que me ocurre estoy agotada mentalmente, porque el fin de semana no desconecto porque tengo mil cosas en la cabeza, y paso todo el día pensando y “maquinando”.
Un dato, hoy estuve en la Fnac e increíblemente fui incapaz de comprarme un libro todos me parecían un rollo; los que tengo empezados soy incapaz de finalizar de leerlos, me cuesta concentrarme.
A mi una de las cosas que más me cansa es gestionar a las personas, me aburre. Yo no se si lo hago bien o mal, pero creo que no soy la persona adecuada para esta labor aunque puede parecer lo contrario a lo ojos de otras personas.
Probablemente a costa de un gran esfuerzo mío, que no se si merece la pena, seguramente no lo hago tan mal (con equivocaciones, claro quién no se equivoca). Intento no ser una hija de puta, tener paciencia, dedicarle tiempo a las personas, ser comprensiva, y ponerme en lugar de la persona, tratar de conocerla para orientar mejor sus tareas. Pero todas estas actividades requieren mucha, pero mucha energía. Además me obliga a ser sociable muchas horas al día, cosa que en mi caso es un impostura. Porque lo fácil es el ordeno y mando, el pasar de las personas eso sería lo cómodo.
Por otra parte pues no le encuentro mucho sentido a lo que estoy haciendo porque no se a lo que me conduce…. bueno que quizá dentro de unos meses me derrumbe (el que mucho abarca poco aprieta). No es que sea adivina, lo sé por experiencia. Vamos que es situación que ya he vivido y de la que he tratado de huir, pero a veces las circunstancias te llevan y de repente estas inmersa en cincuenta mil cosas que no sabes como decir que no o mejor dicho que no puedes decir que no porque una cosa lleva a otra y a otra. O quizá todo esto lo hago – sin darme cuenta – porque excusan, me justifican mis grandes fracasos personales. Probablemente.
Uno de mis frentes es un proyecto relacionado con la navidad, una tontería el proyecto pero suficiente para que ya este cansada [considerando mi poca inclinación a estas fechas pues tampoco es tan complicado este estado ] de ver tarjetas y temas navideños.
Leía hace poco algo así como que cada persona sólo debía dedicar al día cinco minutos por sentir compasión por una misma, bueno pues por hoy ya los he tenido.