Al italiano, símbolo del amador empedernido, del Latin Lover, que yo he amado mucho, le empiezan a angustiar deseos, fantasías eróticas que nada tienen que ver con su estereotipo. Sueña, nuestro amador, que una diabólica mujer lo transforma, lo convierte en una especie de fémina con pijo. Un deseo irracional de que su virilidad se convierta en papilla, y que, con un humilde mandil y un mocho se pasee por la casa del objeto de su amor.
Escrito por baltika a las Marzo 23, 2004 08:16 PM