léemetoda

Volver a la normalidad

Si, vuelvo a la normalidad de mis horas, de mis días, como millones de seres humanos que, un jueves 11, día de mi cumpleaños entre otras cosas, detuvo en el horror, en la rabia, de los días siguientes. Vuelvo a la cotidianidad, a veces insulsa, a mi trabajo, que cada día detesto más. A veces me pregunto si de verdad a la gente le gusta el trabajo, es obvio que es una necesidad, pero cuando veo a colegas entusiastas de lo que hacen, y yo cada vez más aburrida de repetir al infinito los mismos gestos, las mismas palabras, pienso que el trabajo es una condena, no una liberación, y me consuelo soñando cuándo me liberaré de esta condena.