Queridos contertulios, ante todo bueno días, tardes, o lo que quiera ser en este sinvivir mutágeno y metamorfoseante del cotidiano dinamismo.
Esto es el café de la Leprosa: un lugar que, deseo poner en vuestro conocimiento, está destinado a reflexiones marujonas psuedofilosoficas, patafisicoides, metaampicilínicas, o incluso formales y estéticas. Es, por tanto, un rincón dedicado a la puesta en escena sin reflexión de cualquier idea, sea megalomaníaca o deprimente. Rica sarta de mentiras o ensalada de palabras, se hace un llamamiento al bipolarismo y a la metafísica de patio de marías, pues aquí cualquier cosa tendrá cabida. Poco importa el contenido, mientras dure el cafelito.
- ...y pa qué hablar más, un pincho tortilla y una cervecita y ya está to dicho, ¿que no?
- Ya-te-digo.
- ...
- ...
- Es una antena.
- ...
- Es una antena de esas pa los móviles, lo mismito....
- ¿Qué?
- El pincho de tortilla, picha, míralo, tan quietecito ahí, con su palillo dientes, parece inofensivo. Y es como una de esas antenas pa los móviles que nadie quiere en su barrio, porque lo llenaría to de ondas electroyoquesé, y cómo si no estuvieramos ya rodeaos de emisiones radioelectroalgo. Ponte unos auriculares y acerca el móvil, ya verás. Por tos laos. Rodeaos de putos rayos que dan cáncer, estamos.
- ...
- Que sí, hombre. Este pincho de tortilla, y el del bar de enfrente y esa tapa boquerones, y los chocos de la freiduría, cojones, ¿qué te crees que su olor se queda en el plato? Es un gas, tío, se expande, llega a los olfatos de inocentes en un kilometro a la redonda, en cantidades microscópicas pero suficientes para activar sus cerebros, y aquí acaban, como moscas, en Ca Paco, tapa de tortilla con su cervecita, sellando su destino.
- ¿Qué quieres decir?
- ¿Paco, tu has visto algo más cancerígeno que está tortilla en to tu puta vida?
- Tengo un amigo en el tanatorio...
- ...
- ...que era escritor...
- Hay gente pa tó.
-...ayer salió a las 13:08 a su balcón, agarrando violentamente del cuello una cerveza de importación, encendió el cigarrillo n, buscaba una palabra, una frase o un párrafo, esas cosas que buscan los escritores, yo que sé, estaba desesperado, dejaba caer cenizas en los estúpidos geranios, la inspiración a oscuras, el cigariillo que se apaga, el paisaje todo tejados y patio interior...
- ...
- ...suburbio, escaleras exteriores, ventanas de habitaciones de hotel... Una mierda de vista, joder, quién puede encontrar nada en un metro cuadrado de voladizo a tres pisos del suelo con semejante panorama. El aún pensaba que vivía en el cuarto, cinco meses en aquel piso en el extranjero, y confundido todavía, el cigarrillo apagado en sus dedos estériles, el mechero muerto, y allá abajo, probablemente arrancado de unos vaqueros, un mechero blanco que SEGURO que funciona, en el suelo, alargas la mano y crees que lo tocas...
- Pero no.
- Pero no, y alargó la mano y no llegaba, claro, el cigarrillo temblando, en la habitación la pantalla del portátil inundada de blanco, y alargó la mano un poco más, y qué coño, tenía que encender de nuevo ese cigarrillo, era el nirvana, era la lluvia ácida en sus pulmones, carajo, era Cristo y Buda aquel mechero, un mantra eterno, toda tu vida allí abajo, ya ves.
- ...
- Esta mañana lo encontraron, mechero en mano. Tuvo tiempo de terminar con el cigarrillo antes de que la hemorragia terminara con él.
- Hay días que es mejor quedarse en la cama.
- Ya-te-digo. Ponte otra, Paco.