Diciembre 25, 2003
día -50, fome
Los 25 de diciembre son pajeros. Más que la mierda, y esto lo demuestra.
Diciembre 24, 2003
día -52, nochebuena
No hay cupos en el Harrington.
Debí haber llamado hace una semana.
Otras cosas importantes: no fui a misa de Navidad. ¿Logro? Sí.
Santiago está casi vacío. Digo CASI porque si no están en un mall, en el centro, o en el Lider comprando regalos tarde, no sé donde cresta se metió el 98% de la región Metropolitana.
Santiago hace un rato se veía así. Y ojala fuera así todos los god damn days.
Cheers.
día -52, valparaíso
Por fin encontré un B&B bueno, bonito y barato.
Yo quería irme al Brighton, pero ni cagando pago treinta y cinco lucas. Un poco más atrás encontré el Harrington, cuyo nombre va en honor al arquitecto inglés que hizo aquella casona donde más de una vez jugué a la escondida cuando era tan solo un chiquillo. En fin, me largo el 30 y regreso el 1 en la tarde. Hay cosas que hacer en Santiago.
Por otra parte, hoy hablé con la vestuarista de Sobras, la Nicole, quein me dijo que me deberán tomar medidas para el vestuario, ya que soy demasaido alto y muy flaco, y que el gordo López se había cagado de la risa con eso. Jaja.
Eso. Vamos a Provi a comprar el regalito del pendejo culeado. Y a buscar la cámara a casa de mamá. Y a llamar a DLP para que prepare las maletas.
día -52
Mañana inútil. Totalmente.
Lo único destacable es que POR FIN abrió la interfaz de Virtualia.
Yupi.
Si, debo ir a comprar regalos como los otros 15 millones de pelotudos que dejamos toooodo para última hora. Y es patético lo que iré a comprar: un juego de PlayStation para un primo idiota que quizás ni le interese.
Mejor regalenme plata. Así me viro luego.
Hasta más tarde, mundo.
Diciembre 23, 2003
día -51, guía de regalos televisivos
Guía de regalos Televisivos
Si no tiene que mierda regalar, léala. Hay regalos decentes.
día -51
Esto parte así: Santiago pre-navideño, treinta y un grados de calor achicharrantes y una humedad de mierda que no me deja respirar.
Desperte tarde, como siempre. Mi ánimo de trabajar anoche era nulo (y eso que descasetee casi treinta minutos de cinta), asi que a eso de las una grabé lo que ya había escrito, me saqué la ropa, me tiré en el colchón y cerré los ojos definitivamente.
En la TV estaba puesto el trece y hablaban de la despedida de Zamorano. En fin, cualquier cosa es mejor que ver a Jorge Hevia y la cínica de la Karen presentando a dobles de esa pendeja que ni sabe escribir pero es doble disco de platino. El futuro de Chile, señores.
Me levanté tarde para ir a juntarme con Ply, nuestra primera salida post-quiebre. Traté de hacer la salida lo más animosa posible, claro, todo porque se supone que yo "estoy preparado" para un quiebre. Si, seguro, vieran como. Me partió el alma ver a Ply así. Seguro estoy de que algún día, como en el libro de Pablo Coelho que se está leyendo -algo inexplicable para mi- las cosas se volverán a encontrar. Pero por ahora, todo quedó stand-by.
Esta chiquilla, luego de vagar conmigo bajo un sol abrasador e infame con las miles de cabezas-apuradas-que-compran-regalos-apurados-porque-asi-somos-los-chilenos que caminaban mecánicamente por el paseo Ahumada, se fue. Ni idea adónde. Más tarde lo supe.
Me dediqué a esperar a DLP en la Manantial, mientras hojeaba las obras completas de Cortázar /2 (un excelente regalo para esta navidad, en todo caso). Llegó y partimos, con retraso, a la función de prensa de la FOX en el Marriott. Luego de desear un devorador de pecados para el día de mi muerte, y de haber pasado la mitad de la película viendo la pelada de Passalaqua, partimos al centro progresista del consumo llamado comunmente Parque Arauco.
Terminamos en el Starbucks (mi fetiche, por estos diías) hablando de la vida, de Don Francisco que se queda sin plata, de que por qué saco trozos tan grandes, que mi café estaba aguado, de que, a fin de cuentas, no todo fue TAN malo este año.
Luego, despedida, Adriana Rivas, venganzas y casa de padre. Fin del día.