Segunda parte de lo que ya estaba contando ayer.
Seguid leyendo, chicos.
El Maruri estaba vacío cuando llegamos (si, ese había sido el propósito del viaje, ir a la fiesta de año nuevo que Fuenzalida organizó) y la cosa en realidad costó que prendiera. Eso fue porque siempre llega gente de Viña como dos horas más tarde. en fin, me tocó mi pulserita luminosa y fui feliz el resto de la noche. Casi.
Se apareció Philippine y se le desfiguró la cara cuando me vio. Claro, como no, si con mis azules observé como la manoseaban por todos lados a 5 metros de distancia. Toda una hija de vecino.
También me encontré con la Dani, Viba, Fran y la Jaquie. Fue entrete encontrarmelas ahí. Sin embargo, me incomodé un poco. Sentí que no iba a poder disfrutar tanto de la fiesta con DLP. Pero = lo pasamos bien, aunque después, a la vuelta (luego de una increíble bajada por Ferrari, una de las subidas más empinadas del Cerro Bellavista) igual me lo sacó en cara. Llegamos a Viña, y al instante quedé ZzZ. Eran las 9 de la mañana.
Desperté a las 3, para almorzar a las 4 e irme a Santiago a las 5. Que futil primero de enero, como la canción de Entre Ríos. Como no había llegado nadie a mi casa, pasamos a la casa de DLP y terminé quedandome ahí para puro llegar a dormir mientras veíamos Trainspotting.
El fin de semana fui a ver a mi viejo. El muy idiota no se llevó los celulares, por ende cuando lo llamé a las 23:59, no estaba allí. Por dios.
El lunes o el martes de la semana siguiente me llamo Daniel, de Sobras, para confirmar lo de Promedio Rojo (www.promediorojo.com). Eso es como lo único relevante de esa semana y de la siguiente. Lo demás, no merece ser contado.
Por eso me saltaré a otros tópicos de interés.
Escrito por Stark a las Enero 22, 2004 06:43 PM